Cuando se muere un ciclista profesional se hiela el corazón y si se le conoce surgen imágenes de él, como pequeñas fotos, como un recuerdo de etapas, de días en los que el destino hacía coincidir con un corredor, en este caso Michele Scarponi, del que era difícil escuchar una palabra mal sonante por parte de un compañero suyo en el pelotón.

Entendía un poco el castellano porque pasó unas temporadas en el Liberty Seguros, en la época de Manolo Saiz como director, y con 37 años seguía manteniendo la ilusión del ciclista que se resiste y hasta demuestra que los años no pasan por él, que sigue plantando cara a los jóvenes y hasta se permite el lujo de que su equipo, uno de los más potentes, el Astana, lo designe como jefe de filas para disputar el Giro 2017.

Allí no estará Scarpa, como todos lo conocían en el pelotón. Ayer, a las 8 de la mañana, una furgoneta, conducida por un hombre de 57 años que será acusado de homicidio y que conocía al corredor, se lo llevó por delante. En estos casos el más débil, siempre el ciclista, su familia, sus hijos (dos pequeños gemelos), son los que sufren las consecuencias. Scarpa, el ciclista de la eterna sonrisa, ya no podrá obsequiar con su simpatía al resto de corredores.

Scarponi había corrido esta semana el Giro de los Alpes, antes Giro del Trentino, donde tras varias temporadas en blanco se había vuelto a reencontrar con la victoria y hasta se había vestido de líder. Su último tuit, de la noche del viernes, recogía su imagen mientras jugaba con sus gemelos, montados encima de él, como si fuera un caballito, y ataviados los niños con el maillot de líder de la prueba italiana.

LOS RECUERDOS/ Tampoco podrá volver a salir con su loro, con Frankjie, de su pueblo, Filattrano, cerca de Ancona. El pájaro es de un vecino, pero pertenece a toda la localidad. Frankjie lo esperaba y volaba a su alrededor mientras Scarpa pedaleaba, cada día, cada mañana, hasta ayer...

Se le recuerda en Montjuïc sonriente en el 2011 porque el último día se había colado en el podio de la Volta para acabar la ronda en segunda posición. Aguardaba detrás del podio, a la espera de que llegase Alberto Contador, el triunfador. No sabía Scarpa que aquella segunda plaza, unos meses más tarde, significaría la victoria en la Volta, después de que el TAS decidiera anular todos los resultados deportivos del ciclista madrileño en el 2011, a consecuencia del tristemente famoso solomillo de Pau.

Por idéntica razón, Scarponi, segundo en la clasificación final del Giro de aquella temporada, fue reconocido un año más tarde como triunfador de la ronda italiana, su mayor éxito deportivo. Un sábado primaveral se llenó de nubes. Frankjie, su loro, volará en soledad por las campiñas italianas. En el ciclismo se mueren los practicantes, cicloturistas anónimos atropellados por coches. Y, a veces, los famosos, como Scarpa. La carretera es un peligro. Demasiadas muertes, demasiados ciclistas conocidos. Y desconocidos.