Montmeló confirmó todos los temores de la Fórmula 1: el aplastante dominio de Ferrari, que logró el tercer doblete del año en cinco carreras, y la humillante victoria de Michael Schumacher en su Gran Premio número 200, con otro triplete (pole , vuelta rápida en carrera y victoria). Temores que pueden acelerar las pretendidas reformas técnicas con vistas al 2008 en busca de más igualdad.

Es posible que entonces, cuando ya no esté Schumi , ya no sean necesarias las normas antiferrari pues, hoy en día, poco importa cuántos cilindros tiene un coche, qué neumáticos se utilicen, si cuenta o no con ayudas electrónicas, si tiene o no control de tracción, si paran dos o tres veces en los boxes , si repostan o no. Siempre gana Schumacher. E, incluso, con un tubo de escape dañado, como le ocurrió ayer.

El Gran Premio de España confirmó que nadie, absolutamente nadie, puede este año con Ferrari. La scuderia puede ganar este año los 18 Grandes Premios de la temporada. Sólo los azules de Renault parecen dispuestos a soportar el pulso y, entre ellos, el español Fernando Alonso, que ayer concluyó en cuarta posición, rozando el podio, cuyo último peldaño ocupó Jarno Trulli, su compañero de equipo. Por ello, no es de extrañar que las entradas más caras fueran las de la tribuna de meta (375 euros, 62.250 pesetas), desde donde se puede ver la actividad de los mecánicos, el lugar donde se deciden las carreras.

La de ayer fue monótona. La vuelta más divertida, seguro, fue la que el Rey y Michael Douglas dieron en un espectacular Mercedes deportivo. La primera fue de calentamiento y, en la segunda, no cronometrada, claro, Juan Carlos I mostró unas excelentes dotes de piloto, que hicieron sonreír al actor norteamericano al descender del deportivo.

DOMINIO TOTAL Luego, cuando se apagaron los cinco semáforos rojos, empezó un espectáculo que terminó en diez vueltas, justo las que tardó Schumi en ponerse al mando de la carrera y demostrar, con sus dotes de nuevo magic y la prepotencia técnica que demuestran las balas rojas , que la prueba se había terminado. Fue el triunfo 75º del alemán.

El otro protagonista volvió a ser Fernando Alonso. Hace un año, dos, ya no digamos tres, que un joven español hubiera acabado cuarto en el Gran Premio de España hubiese provocado una inusitada algarabía. Pero este muchachito de 22 años tiene tan mal acostumbrada a la audiencia, a la afición, que incluso él pareció poco satisfecho con esa conquista mientras a su alrededor, el presidente de Renault, Patrick Faure, y el jefe del equipo, Flavio Briatore, daban saltos de alegría por su actuación y por el tercer puesto de Jarno Trulli, que llegó a comandar la carrera tras una gran salida.

En la arrancada, Alonso se coló a sus compañeros de fila, Panis (Toyota) y Ralf Schumacher (Williams-BMW), y se lanzó a por el podio. Pero no le dio tiempo a llegar, ya que se quedó a 0.658 de Trulli. Ese es el primer fallo de Alonso y, tal vez, el único: aún no se ha dado cuenta de que las carreras ahora empiezan el sábado, en la cronometrada.

Alonso superó a Montoya en el primer repostaje, pasando de la sexta a la quinta posición, y, en el segundo adelantó, en sus talleres, a Sato, llegando así a la cuarta plaza. Luego, corrió con desespero hasta ver el colín de Trulli pero, faltando tres vueltas, Briatore le llamó por radio. "No queremos peleas inútiles. El tercer y cuarto puesto es maravilloso para el equipo". Y Alonso aceptó la orden. "Era lógico, Jarno se merecía el podio".