Hace cuatro años nadie practicaba el atletismo en el colegio Enrique de Osso del barrio zaragozano de las Delicias. Hoy un centenar largo de chavales han convertido a este centro escolar en una referencia en Zaragoza. Esta llamativa labor hizo que la territorial decidiera darle el premio al Fomento del Atletismo en su última gala.

En el deporte no hay milagros y la labor de los entrenadores con los niños es clave. El secreto de este éxito tan rápido se debe a la figura de Juan Romero. Lo tiene muy claro Tomás García, que lleva en el centro 27 años como profesor de Educación Física. "Con Juan el atletismo no sólo ha crecido, sino que ha nacido. Hace tres años llegó este loco del atletismo al colegio. Yo nunca había practicado este deporte en el colegio. Me dijo de que se empezara a practicar, aunque yo no quería. Al final insistió y fuimos adelante con todas las consecuencias". La progresión en el número de atletas ha sido espectacular. "Empezamos con 45 chicos. Después pasamos a 70 y este año estamos en 110 atletas", explica García.

Este veterano profesor destaca de Juan muchas virtudes. "Sobre todo una capacidad de liderazgo tremenda, una ilusión por el deporte abismal y un saber vender el producto fenomenal. Yo tengo más feeling con los niños pequeños, pero el que dice qué camino seguir es él", dice García.

Juan Romero lleva 20 años vinculado con el atletismo. Sus raíces se encuentran en la gran cantera turolense de La Salle, la entidad que tantos triunfos ha dado al campo a través de Aragón. Juan es un mediofondista alto, de muy buena planta. Pero siempre ha tenido mala suerte con las lesiones. Al menos ha tenido la recompensa de triunfar en su faceta de técnico. "El atletismo fue mi vida y quiero compartirlo con los alumnos. Las lesiones me han apartado de la competición. La única ilusión que tengo es volver a correr, ser uno de los mejores mediofondistas de Aragón y que los niños de mi escuela me vean correr", afirma este joven técnico turolense.

Educación y formación

En tan poco tiempo ya se han conquistado una decena de medallas en las competiciones de los Juegos Escolares en infantil y alevín y han sido los terceros de Aragón. Pero la filosofía del Enrique de Osso es mucho más formativa y educativa que resultadista. "La competición es parte de su formación. Lo que queremos es que se enganchen al atletismo y al deporte. Mis atletas infantiles no entrenan ninguno su prueba, todos hacen todas las modalidades y dentro de dos años se especializarán. La ventaja que tiene el atletismo es que no es un deporte, sino muchos deportes". Cualquier niño de todo tipo de nivel tiene abiertas las puertas del atletismo. "El niño que tiene sobrepeso y que está en el banquillo de un partido de fútbol, puede ser potencialmente un lanzador que gane el Campeonato de Aragón. Hay que encontrarle a cada niño su hueco en el deporte", afirma convencido Romero.

Junto a Juan Romero y Tomás García, los atletas cuentan con la ayuda de otros dos profesores de Educación Física que son Pablo García y Juan Algar. "Este año hemos creado una escuela donde se han apuntado 25 niños. La hemos bautizado como Chupeticos y los niños tienen 4 y 5 años. Hacemos una psicomotricidad adaptada al atletismo".

El único techo son los 780 alumnos del colegio. "El 95% pertenecen a nuestro centro escolar. No sabemos cuál va a ser el límite y estamos creciendo todavía. La idea es seguir sumando y que no se nos vayan a otros clubs". Ahora las instalaciones son perfectamente válidas para el entrenamiento. Tienen una pista de atletismo de asfalto de 180 metros y un pabellón cubierto donde se practican los saltos. "Cuando las instalaciones se nos queden pequeñas, nos plantearemos de ir a las pistas del CAD y la Universitaria. Pero el colegio siempre será un punto de unión con sus deportista", remacha con vehemencia Juan Romero.