Inglaterra pone desde este sábado en juego su corona en el Seis Naciones de rugby en una edición marcada por la pandemia. Si el virus ya alteró el torneo el año pasado (la cuarta jornada empezó a disputarse en marzó y acabó en octubre), en esta edición, sin público de momento, ni siquiera estaba claro hasta hace tres días si el Gobierno francés permitiría jugar al XV del Gallo. Se disputará el Seis Naciones, estará Francia y habrá burbujas, pero no las del 'rugby champagne' galo, sino las que tratarán de aislar a las selecciones para evitar contagios, todo un reto en un torneo que durante cinco fines de semana viaja por seis países.

El XV de la Rosa ha sufrido el azote del covid (hasta su entrenador, el australiano Eddie Jones, estuvo aislado), pero aun así parte con la vitola de favorita tras ganar la edición anterior por el golaveraje. Para mantener la corona deberá tener un mejor estreno en Twickenham ante Escocia (17.45 h. Vamos) del que tuvo el año pasado en Saint-Denis, si bien es cierto que su reacción aquella tarde (del 24-0 al 24-17) le acabó dando el título.

Se le escapó a una Francia que aspira a resarcirse y dedicárselo a Jean-Pierre Bastiat, emblemático capitán, fallecido esta semana a los 71 años. En la final de la pasada Copa de Otoño, en diciembre, solo cedieron ante Inglaterra en la prórroga, y mostraron que su joven escuadra tiene opciones de volver a reinar, lo que no logra desde el 2010. El debut (15.15 h. Movistar Deportes), ante una Italia que no gana en el torneo desde el 2015 (y en Roma desde el 2013), debe ser plácido.

Para el domingo queda un apasionante Gales-Irlanda (16.00 h. Movistar Deportes) que enfrenta en Twickenham a dos selecciones que legítimamente pueden soñar con el triunfo. El trompazo de los dragones del año pasado (defendían la corona y acabaron quintos) convierte esta edición en una reválida, con el capitán Alun Wun Jones de vuelta a la una convocatoria tras una lesión de ligamentos y, eso sí, la baja de Josh Adams por saltarse los protocolos al acudir a una fiesta familiar la semana pasada. Irlanda se tomó el curso pasado como un año de transición y llegó a la última jornada con opciones al título, así que en este pueden aspirar, si mejoran lejos de Dublín, a repetir el éxito del 2018.