El objetivo es de un nivel tan ínfimo, tan mediocre y tan absolutamente indigno si se lo compara con la historia de este equipo que mentar solo el empate, el triste empate ante el Sporting, como el pasaporte para continuar en Segunda resulta clarificador del terrible momento que vive el club, destrozado y arrasado por Agapito Iglesias. Pero es verdad que la temporada amenazó tragedia de descenso, que en Ponferrada al Zaragoza se le puso cara de Segunda B, un funesto desenlace que hubiera sido la condena sobre el césped, sin esperar a cuál era el signo en los despachos, teatro que ahora dirime Agapito. Víctor Muñoz tomó después de ese partido en El Toralín el timón y el equipo reaccionó algo, lo suficiente para certificar la permanencia, pero la afición, que cargó contra jugadores y dirigentes durante el partido y al final, tiene motivos para estar harta.

La temporada, iniciada con el utópico Volver a sonreír como campaña, se cerró en La Romareda con la enésima decepción en casa, donde el Zaragoza ha sumado 28 puntos de 63, un promedio lamentable. Solo ha ganado 7 partidos ante su gente, un registro que es el peor de su historia en Segunda. Así, el empate ante el Sporting, el pasaporte para la continuidad de plata dos años seguidos, algo que no pasaba desde hace 60 años, otro nefasto récord para la cuenta de Agapito, fue tan gris como toda la temporada casera, porque el Zaragoza, tan inconsistente y con tan poca sensación de seguridad como es habitual, dejó escapar por debajo de las piernas del nervioso debutante Whalley la posibilidad de cerrar el curso en su feudo con un triunfo.

DISCRETO RIVAL Quizá mereció el Zaragoza más ese botín de los tres puntos que el Sporting, que en teoría ponía más en juego, pero que solo en el arreón final demostró algo de convicción. La actitud y el fútbol del equipo sportinguista en un día donde se jugaba tanto resumen la pobreza de Segunda y hacen más énfasis en el pecado capital cometido por el conjunto zaragocista, que ha tenido un ascenso baratísimo que seguro que no se repetirá el próximo curso. La mala planificación de la plantilla, la sombra de Agapito, la imposibilidad de hacer un buen bloque, las dudas de Paco Herrera, el bajísimo rendimiento de muchos jugadores llamados a ser importantes, los problemas generados desde el club.... Demasiadas cosas, sin duda, que explican por qué el Zaragoza saltó al césped con casi nada en juego y con la afición pitando el nombre de bastantes jugadores zaragocistas al ser anunciados por megafonía. De forma merecida, por supuesto.

Arrancó el partido con los ecos de la lluvia recién caída y con el Sporting sin dar síntomas de querer llevar la iniciativa. Sin embargo, el primer error de Whalley en una falta de Joni le dio la opción al cuadro asturiano. Aun así, el Zaragoza tomó el control de las operaciones. Tierno y Víctor entraron en juego y la movilidad de Montañés, Roger y Henríquez generó peligro. Una vaselina del chileno tras un gran control, un centro de Víctor al que no llegó Roger y, sobre todo, un mano a mano de Henríquez, a pase de Víctor, en el que se topó con el meta rival, fueron las mejores ocasiones. El gol llegó en un terrible error de Cuéllar ante la fe de Roger, que le arrebató el balón para marcar a puerta vacía. Es evidente que las tablas de ayer las dirimieron, para mal, los guardametas.

Tras el descanso, el Zaragoza mantuvo el nivel. Henríquez hizo lucirse a Cuéllar y Víctor se llenó de balón para disparar mal. Abelardo y Víctor Muñoz movieron el banquillo. El técnico del Sporting lo hizo para bien, con Barrera, Jara y Pablo, que relevó a un Scepovic que fue una sombra del goleador, y el del Zaragoza solo empeoró el equipo con las abroncadas salidas de Acevedo y Javi Álamo, en lugar de Tierno y Víctor, que se marcharon entre aplausos.

El Zaragoza intentó entonces defender su renta, pero el empuje del Sporting, comandado por Barrera, acabó en un centro de Jara que Bernardo cabeceó mal pero que Whalley no acertó a atajar. El empate no hacía justicia a lo visto sobre el césped, pero sí aumentó la sensación de mediocridad que transmite este Zaragoza. La mejor noticia, sin duda, es que echó el telón en casa. Ya solo queda un partido de este equipo indigno...