Fue una tarde memorable en La Romareda, un día para la gloria y para el recuerdo, una victoria de un Real Zaragoza con mayúsculas, un señor triunfo de un equipo que tiene ya más que reflejado en su estructura ese gen competitivo que le hizo ser mejor que un Sporting lanzado hacia Primera hasta el descanso y después apretar los dientes para aguantar la victoria que había rubricado Borja Iglesias con dos goles de delantero grande. Y se ganó con el sacrificio colectivo, con un Cristian de nuevo fabuloso y con una Romareda entregada, que levantó a los suyos cuando lo necesitaban, en un tramo final donde el Zaragoza supo amarrar la victoria para consolidarse en el playoff.

El triunfo deja al Zaragoza cuarto a expensas de lo que haga en Albacete el Cádiz, próximo rival de los zaragocistas, que tienen un colchón de cuatro puntos con la séptima plaza y que ayer firmaron un triunfo que merece todos los adjetivos, porque el Sporting posee uno de los mejores ataques de la categoría y llegaba al Municipal con doce jornadas sin perder y 10 triunfos. Capituló en La Romareda, en una Romareda enorme, entregada y fiel antes, durante y después del partido. El ambiente, con 2.500 sportinguistas en las gradas y con casi 27.000 espectadores, fue de Primera y el partido, entre los dos mejores equipos de la segunda vuelta, también tuvo ese aspecto de ser de élite. Y lo ganó este mayúsculo Zaragoza. Lo dicho, un señor triunfo.

El Zaragoza lo cimentó en una primera parte magnífica. El tifo, el calor de la grada y el recibimiento al equipo, con las novedades de Zapater y sobre todo de Delmás para tratar de limitar a Jony, en una tarea hercúlea, hicieron que el conjunto de Natxo González saliera con el aire de las mejores tardes y que no tardara en dar réplica a un Sporting que quiso gobernar el balón y el partido desde el inicio.

Natxo le ganó la partida a Rubén Baraja. La espalda entre el doble pivote sportinguista y el eje central era la parte débil y por ahí Toquero y Borja no tardaron en hacer daño. El vasco aprovechó una contra iniciada en un robo de Delmás para poner un centro que dio en Carmona y donde Borja le ganó la partida a Barba para cabecear a la red. Los sportinguistas reclamaron falta al central, que no la hubo, pero fue el inicio del extraño arbitraje de Ais Reig, que en muchos momentos desquició a La Romareda por una actuación sibilina.

El Sporting dio cumplida réplica con un cabezazo de Nano Mesa tras jugada de Jony, que ya empezaba a ver que en Delmás tenía un buen enemigo. En la primera parte, el lateral frenó al puñal asturiano y el Zaragoza empezó a sentirse cada vez más cómodo. Una combinación entre Borja y Toquero que cortó Barba fue el preludio del 2-0, donde Delmás sacó escuadra y cartabón para dibujar un pase enorme que Borja convirtió en gol en el minuto 27.

El tanto dejó al Sporting noqueado y el Zaragoza aprovechaba bien el escenario de los contragolpes. Lasure, con un despliegue conmovedor, tuvo el tercer gol y también Borja, mientras que Papu disparó mal tras un taconazo soberbio de Toquero. El Zaragoza, trepidante y homogéneo, era mejor que el rival pero aún así Cristian sacó un lanzamiento de falta de Carmona justo antes del descanso, como antes había sacado un cabezazo de Bergantiños.

Era difícil mantener el desgaste físico y el despliegue en la segunda parte y el Zaragoza no lo pudo hacer. Para compensarlo sacó la rabia y La Romareda ayudó lo suyo porque el Sporting fue un vendaval. Comandado por Jony, desatado, con la mejoría de Carmona y sostenido en un centro del campo de Sergio y Bergantiños donde ni Eguaras, ni Ros ni Zapater se imponían, los córners, una veintena, y las ocasiones llegaron sin parar. Rubén García, de gran disparo, acortó distancias en un mal despeje de Mikel González. Era el 52 y La Romareda sabía que tocaba sufrir. También Natxo, que metió casi de golpe a Febas, Pombo y Guti para quedarse sin cambios a falta de media hora. El desarrollo del partido y el dominio del rival así lo exigían.

Cristian despejó un cabezazo de Carmona y un peligroso tiro de Jony, Verdasca estuvo atento en el cruce en un par de acciones y Baraja metió a Santos para tener más pólvora. Después, entrarían Isma y Álex López, cambios ofensivos ante un Zaragoza que sufría y sufría. Cristian pasó ya al terreno de los milagros en un doble remate de Carmona después de que no se pitara una falta sobre el meta. La grada empujó a los suyos, Febas le dio más balón al equipo y todos apretaron los dientes. Pombo rozó la sentencia en un disparo al larguero que botó en la raya en el que muchos vieron gol antes de que el pitido de Ais Reig diera una explosión inolvidable en La Romareda.