Se saben los mejores, pero lo silencian. Y lo hacen porque sólo uno de ellos, el superdotado Nani Roma, ha conseguido la victoria en el mítico Dakar, el rally africano que, a partir de hoy, colocará a Barcelona, de nuevo, en el centro del deporte mundial, al convertirse en punto de partida de la maratoniana prueba africana. Carlos Mas (Barcelona, 1958), Jordi Arcarons (Vic, 1962), Carlos Sotelo (Barcelona, 1965), Oscar Gallardo (Madrid, 1965) y Nani Roma (Folgueroles, 1972) han sido, por orden de aparición los pilotos que más pasión han puesto en la carrera. Aquellos que han conseguido, a base de esfuerzo, de sacrificio y de coraje, acaparar la atención de todos.

Sólo uno ha ganado, pero todos, todos, han triunfado. Y de qué manera. Por eso sus nombres forman ya parte de la historia de este mítico rally y por eso han de ser los primeros en dar la bienvenida a las gentes del Dakar a Barcelona. Ellos representan, mejor que nadie, el espíritu del Dakar . Ellos, mejor que nadie, pueden relatar lo mucho que esta original carrera ha influido en sus vidas, tanto en lo personal como en lo deportivo. "No diré que la carrera se ha humanizado, pues sigue siendo durísima, pero sí puedo asegurar que los 90 fueron patéticos --reconoce Mas, segundo en 1990--Recuerdo que salíamos 120 de París y acabábamos 20. Cada noche, cuando nos veíamos en el campamento, contábamos los que quedaban. Muchas veces vimos caer a compañeros en plena carrera, evacuados en helicóptero. Conciliábamos el sueño pensando: ´Mañana te toca a ti´".

Una especie durísima

Mas cree que aquellos que se apuntan al Dakar, para correr o para ganar, están hechos "de una pasta especial, son una especie durísima". "Yo he visto --dice-- a grandes campeones de otras especialidades darse la vuelta a la primera dificultad y regresar a casa. Rendirse. No era para menos, de verdad. Recuerdo haber dormido sólo tres horas tras haber pilotado 23 y, al día siguiente, meterte 20 más. O pasarme cinco días sin ducharme o sediento al no tener agua. Es más, fui yo quien inventó eso de llevarse una bota de agua".

Arcarons, segundo en cuatro ocasiones (1994, 1995, 1996 y 2001), reconoce que le "cambió la vida" cuando tomó parte en el Dakar por primera vez. "Hasta que conocí esa carrera era uno. Luego, he sido otro. Ignoro si mejor o peor, pero distinto. El Dakar es una forma de avanzar en la vida, aprendiendo y arriesgando mucho, cierto. Te pone a prueba. Jamás pensarías que puedes resistir tanto y, sin embargo, resistes". Arcarons, el Poulidor del Dakar , reconoce que "lo más duro" ha sido "los amigos que hemos dejado en el camino".

Sotelo, tercero en el 96, coincide con Arcarons: "Vivir tanto tiempo y de tan diversas maneras, bordeando el precipicio que te lleva a la muerte, es durísimo". Sotelo explica que, en 1991, cuando regresó de su primera experiencia se dio cuenta de "cuánta tontería, cuánta idiotez, hay en nuestra sociedad. Pensé: ´Estamos locos. Allí son felices, sin tener nada, y aquí jamás estamos contentos, siempre queremos más y más y más".

Gallardo, segundo en 1997 y 2000 destaca el compañerismo. "Somos rivales, pero antes somos compañeros, colegas. Sin esa actitud, es imposible sobrevivir". El madrileño reconoce que no lo pasó bien en ninguna de sus participaciones, pero asegura que quien diga que disfruta corriendo esa prueba, miente. "Hay días en que si a un piloto, en determinadas circunstancias, le ofrecen la posibilidad de desaparecer de allí apretando un botón, ¡todos lo apretarían, seguro!".

Cuentan que a Nani la locura del Dakar se la inoculó su madre al regalarle, de niño, un libro sobre ese rally. "Puedes imaginarte lo que significa para mí haber disfrutado con aquellos pasajes y terminar ganando esa carrera: ¡la bomba!".

A Nani tampoco le cuesta nada confesar que el Dakar es su vida. Muy a menudo, los motoristas, más que los automovilistas, se ven envueltos en numerosos avatares. "Y entonces ves que estás en un continente diferente. Aquellas gentes son mucho más generosas. Te hacen apreciar más lo que tienes. No sólo se conforman con lo que poseen, sino que te lo regalan". Roma cree que a muchos de sus amigos les iría "de perlas" darse una vuelta por allí. "La forma de entender la vida de aquellas gentes no tienen nada que ver con nosotros". El campeón, que este año correrá en coche --puede que harto de hacerse daño-- afirma: "El Dakar me hace apreciar muchísimo más todo lo que tengo".