El descenso se consumó a la vez que se apagó la ilusión de una afición azulgrana que siempre creyó. Al final, a pesar de remar y remar y tras un año de momentos mágicos y de sufrimiento, el Huesca vuelve a Segunda un año después del ascenso. El club sigue creciendo y se ha aprovechado el incremento de presupuesto y de exposición televisiva para abrirse al mundo, para mostrar la ciudad, la afición y la provincia al exterior, y se ha creado una estructura de entidad más profesional de cara al futuro.

Es un paso atrás, pero en el club tienen claro que pueden estar entre los más grandes aunque la ciudad no sea de las más pobladas. Sin embargo, una temporada no acaba en descenso si no se han cometido errores. Y en el Huesca, aunque la campaña ha sido bonita, se han cometido y queda la sensación de que, con pequeños detalles, la película hubiera podido ser diferente, con final feliz.

1 La elección de Leo Franco como técnico

El primer fallo fue la apuesta por Leo Franco, de la que los principales responsables del Huesca se desmarcaron. Era cuanto menos arriesgado darle un proyecto de esta dificultad por ser un novato en la categoría a un técnico precisamente novato. Era un gran conocedor del vestuario y sabía las inquietudes del grupo, pero con el paso de las jornadas y tras los primeros reveses, pronto fue destituido tras no encauzar la situación.

Los primeros dos partidos fueron espejismos y los números fueron claros: 5 puntos de 24 posibles. El equipo era colista y no consiguió crear un bloque firme. Se desangraba en defensa y tenía problemas con el gol. Después, remontar el hándicap clasificatorio ya se hizo muy difícil.

2 La mala planificación en verano

La buena temporada del ascenso se convirtió en un arma de doble filo. El Huesca, con Emilio Vega a la cabeza, confió en el bloque del ascenso y dio algunos retoques llamados a dar un salto de calidad, pero la mayoría de incorporaciones no dieron la talla. Werner salió en invierno, Jovanovic pronto perdió la titularidad, Longo retornó a Italia tras marcar solo un gol, la apuesta de Semedo fue un fracaso y Gürler, el fichaje más caro de la historia del club, fue completamente intrascendente. 2,5 millones prácticamente tirados y que podían haber sido invertidos de mejor forma. El nivel general de Musto no ha sido el que se esperaba y Luisinho se lesionó de gravedad pronto, por lo que realmente solo han sido dos los fichajes del verano que han dado la talla: Etxeita y Miramón. El resto lo han ido salvando los que lograron el ascenso.

En invierno hubo que enmendar todo el trabajo del verano y volver a invertir en futbolistas. Todo en vano más allá de generar patrimonio para el futuro. Enric Gallego, Yangel Herrera, Javi Galán, Diéguez y Juanpi llegaron. Y antes fue Christian Rivera. Y después, Mantovani. Demasiado movimiento para conjuntar al equipo.

3 Las lesiones, un enorme lastre

Los percances han afectado demasiado al Huesca y han obligado, principalmente a Francisco, a improvisar más de lo deseado. De hecho, rara ha sido la semana en la que el técnico ha tenido a todos disponibles. Luisinho en la primera vuelta e Insua en la segunda se rompieron el ligamento cruzado, por lo que el club se vio obligado a fichar fuera del periodo habilitado para ello, por lo que las opciones eran mínimas.

Melero, un puntal del equipo, ha arrastrado durante gran parte del curso una pubalgia. Pero especialmente afectada se ha visto la defensa. Akapo ha vivido un curso demasiado lastrado y ha tenido que pasar por el quirófano, mientras que Miramón, en la parte final, también ha arrastrado problemas físicos. En el carril zurdo solo estaba Javi Galán, así que había que mimarle. A perro flaco todo son pulgas.

4 La defensa, demasiado endeble

Mal. La defensa ha sido completamente superada por la calidad de los rivales. Hay dos goleadas sonrojantes, las del Barcelona (8-2) y la última del Valencia (2-6). Son 62 goles recibidos en 36 partidos, casi dos por partido, que es insostenible para hablar de permanencia. La primera puerta a cero llegó cuando se estaba a punto se superar el récord negativo histórico del Atlético Tetuán, en la 21ª jornada ante la Real, y solo se ha mantenido la red limpia en seis encuentros.

Ha habido lagunas defensivas, problemas en la defensa posicional, exceso de complacencia y falta de contundencia.

Tanto a nivel individual como en conjunto se han combinado partidos de mucha seriedad con otros preocupantes, pero en general ha habido muchas más sombras que luces. En goles encajados está en descenso también y en Primera cualquier error se paga muy caro. Eso sí, cuando ha estado la línea formada por Miramón, Etxeita, Pulido y Javi Galán el nivel se ha incrementado, pero no ha sido suficiente para mantener la categoría.

5 La falta de calidad del equipo oscense

Nunca nadie le podrá negar al Huesca su competitividad, entrega y garra. No han reblado salvo en el último partido contra el Valencia, en el que fue superado por las circunstancias, y ha sido fiel al lema que acompaña al himno y a la filosofía de la entidad. Tienen un gran amor propio y no se han dejado llevar a pesar de la gran distancia con la salvación durante gran parte del curso, lo cual es digno de resaltar y de ensalzar. Se han dejado la vida, pero no había más naranja que exprimir.

El Huesca ha ganado o empatado muchos partidos a trompicones y por lucha, pero ha faltado calidad en todas sus líneas. La mayoría de equipos han sido mejores técnicamente y han tenido más poso sobre el césped. El salto de Primera ha sido demasiado grande para algunos jugadores a los que la categoría se les ha quedado grande.

6 Detalles de mala suerte y el VAR

Todo influye y la mala suerte, al margen de las lesiones, también ha tenido su parte de culpa en el descenso. Cierto es que se sacaron puntos en los minutos finales, como en el triunfo ante el Sevilla con el tanto de Chimy Ávila, pero ha habido crueldades como el duelo de Mestalla contra el Valencia, el encuentro del Bernabéu con un postrero gol de Benzema o el fallo en el último suspiro de Enric Gallego frente al Celta que era media vida.

El VAR tampoco ha ayudado en ciertas situaciones, tanto que el Huesca se quejó abiertamente. En la memoria se han quedado grabados el tanto del Levante con la jugada invalidada, los posibles fuera de juego en varios choques o el duelo en Getafe con el penalti a Musto. Los pequeños detalles dan o quitan puntos y, en este aspecto, al Huesca le sale el número negativo.