El Sevilla llega a La Romareda en el mejor momento de su historia reciente. El equipo que dirige Joaquín Caparrós ha ganado los cuatro partidos en casa y fuera sólo ha sucumbido en el Camp Nou (2-0), pero ha logrado vencer en una plaza tan difícil como Mestalla (1-2) y empatar en El Sardinero ante el Racing (0-0) y en El Madrigal frente al Villarreal (0-0). Todo esto supone que el conjunto andaluz ha igualado el arranque de campeonato que vivió con Luis Aragonés hace una década, en el curso 94-95. Por entonces, también ocupaba la segunda plaza de la Liga y hasta se situó como líder poco después.

Ha pasado el Sevilla por varios años de oscuridad . A principios de los 90, con Luis Cuervas como presidente, al Sevilla se le cantaba muchas veces en el Pizjuán el mismo estribillo: "Otro año igual...". Aludía a la lucha por estar en Europa, objetivo en el que el equipo andaluz se solía quedar a las puertas. Sin embargo, peor fue lo que vino después del descenso administrativo a Segunda B --castigo que fue posteriormente levantado-- en el verano de 1995. El conjunto sevillista vivió dos descensos deportivos a Segunda casi consecutivos (96-97 y 99-00) y no pocos problemas económicos.

Con la venta de José Antonio Reyes al Arsenal obtuvo unos 30 millones de euros, lo que ayudó notablemente a cuadrar los balances, y una acertada política de fichajes y de cantera terminó por marcar el camino de la progresión sevillista. En los últimos años, el Sevilla se había caracterizado por buscar en el mercado buenos jugadores a un precio asequible (Baptista, Daniel Alves, Darío Silva...), pero en esta temporada la inversión del club ha sido algo más elevada --unos 14 millones de euros-- en jugadores como Renato (4,5 millones), Jesuli (3), Fernando Sales (2,5), Makukula (2,6), Aranda (600.000 euros) y Jordi (500.000).