La revolución rusa llegó ayer también a Wimbledon. Maria Sharapova, una tenista que el pasado 19 de abril cumplió 17 años, se convirtió en la primera rusa que levanta el plato dorado de campeona del torneo tras vencer ayer a la estadounidense Serena Williams con una contundencia inesperada por 6-1 y 6-4.

En apenas un mes de diferencia, Sharapova se convierte en la segunda tenista rusa que conquista un Grand Slam después de que Anastasia Myskina venciera en Roland Garros a su compatriota Elena Dementieva. Nunca, desde la época de Olga Morozova, finalista de Wimbledon y Roland Garros en 1974, el tenis femenino ruso había brillado tanto.

Sharapova, finalista júnior del torneo apenas dos años atrás y presentada como la nueva Anna Kurnikova del circuito femenino, se apuntó un éxito que su compatriota nunca pudo alcanzar desde que fue semifinalista en 1997, a su misma edad. Mientras Kurnikova nunca logró conquistar un título individual en el circuito femenino en el centenar largo de torneos que disputó antes de retirarse el año pasado, Sharapova logró en Wimbledon el primer Grand Slam en un palmarés en el que antes ya tenía tres títulos (Birmingham este año y Tokio y Quebec en el 2003).

MENSAJE FALLIDO Sharapova había dicho a su llegada a Londres que venía preparada para ganar el torneo, pero ni ella parecía creérselo ayer cuando cayó de rodillas sobre la hierba y se cubrió la cara con las manos, tras derrotar a Serena Williams, campeona de las dos últimas ediciones. "Tenía que ganar, pero aún no me lo creo. Oh, Dios mío", decía abrumada la tenista. Antes había corrido hacia las gradas para abrazar y besar de forma apasionada a su padre Yuri e intentar enviar, sin conseguirlo, un mensaje con el móvil a su madre, que se había quedado en Florida, donde la familia reside desde que ella tenía ocho años.

Sharapova, que se embolsó un premio de 834.000 euros (casi 139 millones de pesetas) y saltará del puesto 15º del mundo al 8º, demostró ante Serena Williams una veteranía impropia de una tenista que debutaba en una final de Grand Slam. Su salida fue espectacular al dejar ganar un solo juego a su rival en el primer set. En la segunda manga, Williams intentó recuperarse, pero tras adelantarse 2-4, Sharapova le arrebató los cuatro últimos juegos a la estadounidense, quien unos días antes, tras ganar a Capriatti (6-1 y 6-1), había dicho que echaba en falta rivalidad en el circuito femenino. Ayer la encontró.