El del 2002 fue el último Tour que corrió Abraham Olano enrolado en el equipo ONCE, que se convirtió en el gran rival de Armstrong en el camino hacia su cuarto éxito, y que consiguió llevar a Joseba Beloki hasta la segunda plaza del podio. Olano recuerda a un corredor que se mostraba igual de fuerte que en la actualidad. "Entonces no falló. El ONCE anduvo bien, pero no pudimos hacer nada. Siempre esperábamos un momento de flaqueo. Pero si atacabas, él respondía mejor. Cuando lo hacías descubrías tus fuerzas y ahí estaba él para rematarte", comenta el guipuzcoano. Armstrong sólo permitió entonces que el colombiano Botero le superase en la primera contrarreloj llana.

Olano no coincide con quienes achacan a un carácter soberbio el comportamiento del estadounidense en carrera. "El siempre ha sido un corredor clasicómano, con ese punto de agresividad que no teníamos otros ciclistas especializados en grandes rondas. El siempre viene a decirles a los rivales: ´Aquí estoy yo; a ver hasta dónde llegaís vosotros´. Tenía y tiene desparpajo en la carretera".

En el 2002, según el excampeón mundial, Armstrong estaba acompañado por unos grandes gregarios, como siempre, pero el US Postal se mostró más fuerte en el llano que en la montaña, aunque en ese terreno Roberto Heras le fue de gran ayuda. "Creo recordar que Pardnos, Hincapie y Ekimov destacaron mucho en las etapas llanas. Nosotros les ganamos la contrarreloj por equipos, pero lo hicimos por los pelos", explica. Olano tiene la teoría que la presencia de un líder hace mejores a sus compañeros. "Un equipo siempre responde y se crece para acompañar al líder. Es más fácil que todo el mundo dé el cien por cien en esas circunstancias".

Además de sus grandes condiciones, Armstrong ha tenido, en opinión de Olano, los favores de la diosa fortuna para encadenar una racha tan increíbles de éxitos. "Nunca ha sufrido ningún percance, ni una caída, ni una tendinitis. Tiene la suerte del campeón y ante eso no puedes hacer nada".