Triunfó el amor. Muy pocos asistentes al partido del pasado domingo entre el Valdefierro y el Atlético Ranillas de la Segunda femenina sabían lo que se estaba cociendo al final del partido. Laura Cúber, jugadora local, al acabar el encuentro (con victoria 2-1), se acercó junto a sus compañeras hacia la banda, donde estaba su novia Vanesa, hincó la rodilla anillo en mano y con una pancarta que rezaba «Vane, ¿te quieres casar conmigo?», le propuso matrimonio en una tierna y preciosa imagen que está dando la vuelta a toda España.

Dijo que sí y lo que el fútbol unió, que no lo separe nada ni nadie, de ahí pedirle matrimonio en un terreno de juego y con las botas de tacos puestas. Laura y Vanesa se conocieron gracias a la hermana de esta última, portera del equipo, y hace nueve meses comenzó una historia de amor que vivirá próximamente un enlace: «Hemos decidido dar el paso ya porque somos muy parecidas en la forma de ser. Nunca he conocido a una persona mejor que ella y ella dice lo mismo de mí», afirma Laura.

Eso sí, había algún pequeño detalle que había quedado en el aire, que era quién iba a proponerlo, «pero me adelanté», cuenta. Además, otro aspecto a tener en cuenta era la fecha elegida para la petición. Laura quería que fuese un día 12, «nuestro número», pero también que coincidiese con un partido en casa, así que al final fue el 19 «para no alargarlo más por mis nervios», detalla.

Sus intenciones solo las sabían la hermana de Vanesa y su familia, pero antes del duelo se lo contó a sus compañeras para que ayudasen a enseñar la pancarta. «Algunas se echaron a llorar y otras aplaudieron y me abrazaron», recuerda. Después llegó el partido, que lo jugó muy dignamente a pesar de los nervios: «Pensaba que lo iba a llevar peor, pero me pude concentrar bien porque además el partido lo exigía. Había que tener la cabeza en su sitio», comenta.

Y entonces, tras el pitido final, llegó el gran momento, que Vanesa, «que es muy vergonzosa», lo vivió asombrada y sorprendida. «Se olía algo raro cuando vio que nos acercábamos todas allí a la banda, pero tampoco se imaginaba que iba a ser eso. Se puso roja y muy nerviosa. Luego no se lo creía, aunque al cabo de las horas reaccionó. Se emocionó todavía más después que en ese mismo momento», cuenta Laura.

Por último, le ha sorprendido la repercusión que ha tenido el vídeo de su pedida de mano y reconoce que «al principio me moría de vergüenza», pero Laura quiere, sobre todo, que sirva de ejemplo: «Me alegro porque así también esto se va difundiendo, por esas personas que tienen miedo o vergüenza por el qué dirán, porque no son ellas mismas. Pueden ver que no pasa nada, que cada uno tiene que vivir como es y sin miedo a nada».