De sobra sabes que eres la primera, que no miento si juro que daría por ti la vida entera, por ti la vida entera.

Y sin embargo un rato cada día, ya ves, te engañaría con cualquiera, te cambiaría por cualquiera, mitad arrepentido y encantado, de haberme conocido. Lo confieso, tú que tanto has besado, tú, que me has enseñado, sabes mejor que yo que hasta los huesos, solo calan los besos que no has dado, los labios del pecado (...).

No debería contarlo y sin embargo, cuando pido la llave de un hotel, y a medianoche encargo un buen champán francés y cena con velitas para dos, siempre es con otra, amor, nunca contigo. Bien sabes lo que digo...

Agapito Iglesias, con un cigarrito en la boca, recostado sobre la cama, a Jesús García Pitarch. Y antes a Fernando Molinos, a Pedro Herrera, a Antonio Prieto, a Gerhard Poschner, a Eduardo Bandrés, a Miguel Pardeza... Una canción eterna.