En los Mundiales de natación del 2013 en Barcelona, lograron siete medallas de siete posibles y su capitana, Ona Carbonell, protagonista en todas, se convirtió en uno de los nombres del verano. El Palau Sant Jordi de Montjuïc se llenaba para aplaudir a esas mujeres de agua con fuego en el cuerpo que crean fantasía en la piscina. Casi un año después, de nuevo con hambre de competición, las chicas de la sincronizada pretenden reeditar su pleno de Barcelona en los Europeos de Berlín, que en esa modalidad se disputan del 13 al 17 de agosto.

La selección de Esther Jaumà, sucesora de la polémica Anna Tarrés al frente del equipo, comienza un nuevo ciclo (Europeos, Mundiales de Kazán 2015 y Juegos Olimpicos de Río 2016) con muchas novedades y muy pocas cosas ya de la herencia de Tarrés. Con las nuevas coreografías que Jaumà y su equipo presentarán en Berlín (rutina libre de solo, dúo técnico y dúo libre, y equipo técnico), ya no queda ningún ejercicio de la anterior seleccionadora, despedida con estrépito en septiembre del 2012 por la federación española.

"Ahora ya todo es responsabilidad nuestra", acepta Jaumà, que en su segundo año como directora técnica se confiesa mucho más tranquila que cuando tuvo que afrontar el reto de un Mundial en casa con muy poco tiempo de margen. "Ya es el segundo año de trabajo de todo el equipo, nos conocemos mejor, todo fluye y estoy mucho más tranquila. Hemos visto nacer todas las rutinas y nos sentimos más cómodas", dice la seleccionadora de Granollers.

Nueva pareja

Además de los nuevos ejercicios, la principal novedad es un nuevo cambio de la pareja en el dúo. Carbonell, plata olímpica en Londres 2012 con Andrea Fuentes, formó dueto con la mallorquina Marga Crespí el año pasado y, esta vez, tendrá a la barcelonesa de 24 años Paula Klamburg como pareja de baile acuático. Una operación en la cadera de Crespí, el pasado mes de septiembre, aconsejó a la seleccionadora no arriesgar y a probar con Klamburg, que pese a sus ascendencia alemana (un bisabuelo), no podrá manejarse en alemán en Berlín porque no habla ese idioma.

"Siempre me pongo objetivos nuevos, y el dúo ya es lo máximo", asegura la ilusionada nadadora, escogida en parte por su fisiología similar a la de Ona y por tener una flexibilidad parecida. Paula ha notado la exigencia del nuevo reto, pero lo ha asumido con más trabajo: "En los ejercicios del equipo me corregían 10 veces cada día; ahora, en el dúo, lo hacen un millón de veces, porque las cosas tienen que salir al milímetro. Pero, poco a poco, salen".

Carbonell tendrá una tarea dura. Será la líder del dúo, pero también nadará el solo, por equipos (excepto la rutina técnica) y el combo, persiguiendo el pleno de cuatro medallas en juego en Berlín (los Europeos no dan medallas, al contrario que los Mundiales, a los ejercicios técnicos). "Tenemos que salir siempre a por el oro para conseguir la plata", asegura la nadadora barcelonesa, que ha ganado músculo y, por tanto, fuerza en el último año con un intenso trabajo de pesas en el CAR de Sant Cugat, donde ayer presentó además algunos diseños de bañador, de los que se utilizarán en Berlín, en los que ha participado.

Rusia, la todopoderosa, será una vez más la rival a batir... o la rival imbatible. "Hay que ser sinceros. Mi previsión es quedar segundas, que ya estará muy bien, porque estaremos más cerca de Ucrania, en el tercer puesto, que de Rusia, en el primero", reconoce Jaumà, la nueva guía de estas mujeres de fuego en el agua.