El contacto del Tour de Francia con la primera zona de montaña bien pudiera haber sido una jornada anodina, y camino de ello llevaba cuando se instaló con más de diez minutos la fuga del día. Sin embargo Alberto Contador se ocupó de convertir los últimos kilómetros, con una incesante y molesta lluvia un día más, en un verdadero test para valorar las fuerzas de sus rivales cuando el terreno se pone cuesta arriba. El madrileño puso su equipo a trabajar y el pelotón quedó hecho girones. Fue sorprendente ver descolgado a la joven esperanza polaca Michal Kwiatkowski. Poco más tarde corría la misma suerte el campeón del mundo Rui Costa, pero igualmente novedoso fue comprobar cómo Vincenzo Nibali quedaba solo tras la rueda de Contador a merced de sus rivales con el guardaespaldas Fuglsang roto y totalmente hundido.

El italiano, líder de la carrera tras su exhibición sobre el pavés, aguantó el envite de Contador, pero si la cara es el espejo del alma, el corredor del Astana mostró en su rostro, al llegar a meta, una gran interrogante a futuro para conservar su actual ventaja en los grandes retos que están por venir, pues en cierto modo esto no ha hecho nada más que empezar. A punto de cerrarse esta primera semana tenebrosa con un pavés inolvidable, Richie Porte, Alejandro Valverde y los citados Contador y Nibali parecen el cuarteto elegido del que saldrá el ganador de París en esta edición de la ronda gala. Contador así nos lo dio a leer ayer en un escueto SMS musculado.

El orden dependerá de la estrategia, la suerte y las fuerzas de cada uno pueda o sepa poner sobre la ruta.