Karim Benzema, criticado en Francia en muchas fases de su carrera, cerró heridas con la afición tras firmar dos de los tres goles de su equipo a Honduras en un partido en el que el cerrojo centroamericano no fue un obstáculo para el delantero. Fue el hombre del partido. Aun así, le costó. Estuvo desaparecido durante casi toda la primera parte. Fue su primera versión. Después, apareció la segunda, la mejor, la que le ha dado fama y con la que acabó con la resistencia de su primer rival en Brasil.

El cuadro centroamericano pasó una semana dándole vueltas a una posible insinuación de Francia de que su juego era violento. Perdió el tiempo en una historia sin importancia que, sin embargo, estuvo relacionada con el devenir del choque. Fue Francia la que siempre tuvo el control. En el minuto 44, Palacios vio la roja tras cometer un penalti sobre Pogba. Benzema, desaparecido hasta ese instante, no falló desde los once metros, derribó el muro de Honduras y, Francia, con un jugador más, se marchó hacia un triunfo plácido en la segunda mitad, donde Benzema y el portero hondureño inaguraron el goal line technology (el segundo gol se pudo revisar en los vídeo marcadores) antes de que el madridista cerrase el choque con un buen gol.