Mientras el Real Zaragoza sigue cogiendo el color de cara que tienen los aspirantes serios al ascenso, empieza a ganar partidos donde antes los perdía, entiende definitivamente que la cohesión y la resistencia defensivas son virtudes sine qua non en esta aventura y continúa con su escalada en la clasificación, el club se adentra en los últimos días, seis, de mercado invernal con varias cuestiones importantes que resolver. El desenlace del affaire con Movilla, Paredes y José Mari, cada caso diferente al otro y especialmente delicado el primero de ellos por la actitud extremadamente beligerante, frontal e incendiaria del protagonista. Y por supuesto la resolución de la otra pregunta del millón. ¿Habrá algún fichaje más de aquí al viernes? Cualquier posible entrada está supeditada a que fructifique anteriormente alguna de las salidas y se genere el espacio salarial correspondiente en la plantilla.

Hasta la fecha, el Zaragoza solo ha ejecutado un movimiento: la llegada de Arzo, que ha sido agua bendita. Si todavía alguien no se había percatado, que rezagados puede haber en todos lados, su comportamiento en los partidos les habrá abierto definitivamente los ojos. Ahora sí estamos ante un central solvente. En ese puesto el crecimiento ha sido exponencial. Álvaro también lo ha comprendido y se ha subido a la cresta de la ola.

Está por ver, entonces, si el club moverá alguna otra ficha --aparte de Arzo-- para consolidar la plantilla que peleará por alcanzar lo que parecía tan lejos y que, en realidad, cada día se intuye más a mano. Todo dependerá de cómo se despache el caso de los tres denunciantes. Seis días para cerrar acuerdos entre las partes y reforzar el equipo, o para no alcanzarlos y no fichar. En cualquier caso, nada es ahora como era cuando la SAD abrió oficialmente la caja de los truenos con Movilla, Paredes y José Mari, justo antes de Navidad. El escenario es opuesto: de bonanza. Como era predecible, la ausencia de estos tres jugadores no ha tenido ningún tipo de repercusión negativa en el rendimiento deportivo colectivo. Más bien al contrario.

Hoy la atmósfera es otra, de viento a favor. En ese clima seguramente las soluciones tampoco serán las mismas que hubieran sido hace un mes. De todos modos, y aunque ninguno de ellos esté afectando al signo de los resultados, siempre es conveniente desenredar los líos. Apagar con agua los incendios y no dejarlos ardiendo. Que a cada paso que dé el club quede claro que para este viaje hacían falta estas alforjas.