El Mundial de F-1 llega convulsionado a Barcelona, el circuito y la organización que, el pasado año, fueron premiados con el galardón al mejor gran premio de la temporada.

El dominio abrumador, casi insultante, que ejercen el alemán Michael Schumacher y Ferrari sobre el resto de la parrilla ha convertido las carreras en un acertijo por saber quién acompañará al hexacampeón del mundo en el podio. Schumi podría permitirse igualar el récord de cinco victorias consecutivas en el mejor arranque de la historia, en manos del británico Nigel Mansell, que a los mandos de su fabuloso Williams-Renault ganó en 1992 las cinco primeras carreras de la temporada. Schumacher, de momento, suma cuatro de cuatro.

La carrera de este fin de semana en Montmeló, que registrará el mayor lleno de su historia, con más de 100.000 espectadores, será también una nueva oportunidad para saber si el español Fernando Alonso y su mejorado Renault están en condiciones de codearse con lo mejorcito de la F-1. "Hoy por hoy no estamos aún a la altura de Ferrari", asegura el piloto asturiano. "Pero en estos cuatro grandes premios hemos demostrado que tenemos un coche muy fiable, capaz de concluir todas las carreras en los puntos, y eso es lo que nos debe permitir aspirar a la victoria en Barcelona".

Alonso, cuyo objetivo de esta temporada es "ganar algún que otro gran premio, visitar varias veces el podio y estar siempre en los puntos", trata de aprovecharse de los problemas de los demás. El declive de McLaren-Mercedes es evidente y alarmante. Kimi Raikkonen y David Coulthard, sus dos millonarios pilotos, viven en la desesperación permanente por las continuas roturas de su motor. Del mismo modo, los líos existentes en Williams-BMW, que a final de temporada perderá a sus dos pilotos --Juan Pablo Montoya ha firmado ya por McLaren y Ralf Schumacher negocia con Toyota--, pueden también favorecer a los pilotos que persiguen habitualmente el podio.

A las turbulencias que agitan los mundos de McLaren y Williams, se añade la espectacular ascensión a los cielos de la F-1 del equipo Honda, que se ha convertido, de la mano del británico Jenson Button, junto a Renault, en la única escudería capaz de asustar, simplemente asustar, a la scuderia .

La agitación del gran circo no se centra sólo en el presente. También el futuro que pretende diseñar la Federación Internacional del Automóvil (FIA) ya ha provocado enfrentamientos. El pasado martes, en Mónaco, escuderías, técnicos y dirigentes empezaron a analizar los cambios técnicos que pretende imponer Max Mosley y que, según los constructores, van en perjuicio de sus intereses. "Si acaban aprobándose esos cambios, Ferrari podría liderar la creación de un campeonato del mundo paralelo", dijo Luca di Montezemolo, presidente de Ferrari. El alemán Burkhard Goeschel, uno de los máximos responsables de BMW, coincidió: "La F-1 siempre va en la dirección contraria a la de nuestros intereses".

La FIA asegura que los cambios propuestos para el 2008 se centran en dos premisas vitales: disminuir los gastos y aumentar la seguridad. Menos dinero y menos velocidad. En ninguna de las dos propuestas está de acuerdo la parrilla. Es más, dentro de un mismo equipo hay opiniones encontradas. Por ejemplo, en Renault, Jarno Trulli pide menos velocidad en los coches y Fernando Alonso sueña con tener "un pelín más de potencia, ya que esto es la F-1".

La FIA quiere abandonar los motores V10 y pasar a los V8 con una cilindrada de 2.400cc y no de 3.000cc.

Quiere que un motor dure, al menos, dos grandes premios. Desea que el cambio y el embrague vuelvan a ser manuales, una sola marca de neumáticos, suprimir los repostajes y cambios de gomas durante la carrera, reducir a cero las ayudas electrónicas, como el control de tracción, y dejar a los pilotos punteros sin muleto , sin coche reserva.

Pero ese futuro está aún lejano, tanto como la retirada del monstruo Schumacher, de 35 años, cuyo contrato con Ferrari no expira hasta finales del 2006. Pese a todo, no hay gran premio sin que su volante en la escudería roja pase de mano en mano. "Tengo la sensación de que Alonso acabará en Ferrari porque tiene mucho talento", reconoce el italiano Flavio Briatore. Y tras, o junto a Alonso (22 años), aparece, cómo no, Button (24), que ya ha pedido aumento de sueldo a su jefe en BAR-Honda, el británico David Richards. El australiano Mark Webber (27), más cerca de Williams que de Ferrari, también está en la quiniela.

Esta agitada fórmula 1, que acaba de estrenar el faraónico circuito de Bahrain y va camino de admirar a todo el mundo con el suntuoso estreno del trazado de Pekín, aún más lujoso, con lagos artificiales en su interior, permanecerá vinculada al Circuit, a Montmeló, a Catalunya, hasta el 2011 o, incluso, más allá de esa fecha, según un anuncio que se espera conocer el próximo sábado.

La F-1 está creciendo a la sombra de Alonso, y Montmeló pretende ser uno de los trazados que alumbren al futuro campeón del mundo.