Al hablar con Gustavo Poyet le viene la palabra Zaragoza a la boca con naturalidad. Hace muchos años que dejó Aragón, el siglo pasado, pero retiene al detalle las experiencias vividas en La Romareda, todas las etapas de aquel estupendo equipo que culminó su obra de arte en París. Aquel fue el cénit para casi todos los componentes de aquella generación, quizá también para el Real Zaragoza. No así para el uruguayo, que no ha dejado de crecer. Volvió a ganar la Recopa con el Chelsea, levantó también la Supercopa de Europa que el conjunto de Víctor Fernández se dejó en Amsterdam, y no se olvidó de coronarse con su selección en la Copa América del 95. Del 95 sí, un año redondo.

Aquello pasó, quedan los datos y las imágenes de sus cientos de remates de cabeza, de sus decenas de goles. Se ríe ahora Poyet al recordar su tranco corto en el campo, o los primeros pasos de ese "troncomóvil" (palabra textual) que era cuando llegó al Zaragoza en el 90. La rapidez la siguió perdiendo con los años, pero ganó experiencia y no cedió ni un milímetro de personalidad, ese carácter ganador que le hizo futbolista, estupendo y querido futbolista. Su ambición no tiene límites, tampoco en los banquillos, donde es capaz de crecer semana a semana, se diría que día a día.

Los recuerdos

Hoy (15.00) puede dar un paso de gigante. Se enfrenta a la posibilidad de ganar su primer título como entrenador en un equipo que le recuerda a su Zaragoza, en una ciudad que compara con la del Ebro por su estrechísima relación con el equipo, en una final muy parecida a la primera que vivió en su periodo como zaragocista. El rival, el Manchester City, es el equipo más rico de Inglaterra, con una plantilla valorada en 500 millones de euros. "Estoy tratando de vivir la final lo más tranquilamente posible. Soy realista, sé que es mi primera final como entrenador y sé contra quién jugamos. Lo que trato es de preparar al equipo lo mejor que puedo", dice Gustavo Poyet, que aclara: "Todas las finales son distintas".

El uruguayo guarda bien frescas las tres que jugó con el Real Zaragoza. "Contra el Real Madrid (93) parecía que tenía que ser un día único y no lo fue. Nos comimos un par de goles Moisés y yo, y el árbitro tampoco ayudó. Al año siguiente, contra el Celta de Vigo, sí que sentíamos la obligación de ganar. Y a París fuimos con mucho entusiasmo y confianza, a jugarnos algo que era único e increíble. Luego, con Uruguay, tuve un mes después la final de la Copa América contra Brasil. Esa sí que era obligatorio ganarla, no había espacio para pensar otra cosa. Así somos los uruguayos".

¿A cuál le recuerda esta final? Gustavo lo tiene claro, responde rápido. "A la del 93, por quiénes somos nosotros y por el rival". "Entonces nos parecía que era una cosa dificilísima que no volveríamos a vivir, aunque luego el Zaragoza jugó cinco finales en diez o doce años (del 93 al 2006, cinco finales de Copa y tres títulos y una de Recopa). Para el Sunderland eso no es posible, o eso demuestra su historia. Así que si llegas como hemos llegado, hay que aprovecharlo, intentar lo que sea para ganar"

En Sunderland están encantados, casi enloquecidos, y no es para menos. Hace 41 años que su equipo no es campeón. "El último título de Liga es de 1936 y el de FA Cup, del 73. De esta Copa, la League Cup, no tiene ninguna. Seis campeonatos en total, cinco hasta el 36 y tres del siglo XIX. Es decir, hace 41 años que no se gana nada. Aquí ya se sienten orgullosos solo por el hecho de ir a Wembley", cuenta el exzaragocista, que describe la realidad del partido. "Si los dos equipos juegan al máximo nivel, debería ganar el Manchester City. Si los dos juegan normalito, debería ganar el City. Y si los dos juegan horrible, debería ganar el City también".

Las razones no escapan a casi ningún aficionado. "Tiene mejores jugadores, mejores individualidades, son más potentes... Nosotros tenemos que dar un poco más en todo. Pero eso ya lo hemos hecho en este torneo. Eliminamos al Southampton, al Chelsea y al Manchester United. No ha sido un paseo llegar hasta aquí, desde luego, nos lo hemos merecido. Ahora, nos queda darlo todo en la final, tratar de ganar somehow (como sea), como dicen aquí".