Ni con Idiakez, ni con Alcaraz, ni con Víctor. El Real Zaragoza no ha sido capaz de encadenar dos victorias seguidas en casa en toda la temporada. De hecho, no lo hace desde hace diez meses. En concreto, desde el final de la pasada campaña, cuando, en estado de gracia, derrotó en la antepenúltima jornada al Albacete (4-1) y en la penúltima al Valladolid (3-2). Desde aquel 27 de mayo, las victorias en La Romareda han sido un bien escaso. Muy escaso.

De hecho, el conjunto aragonés, el segundo peor local de la categoría con apenas 18 puntos logrados -uno más que el Extremadura-, es, junto al Córdoba, el que menos encuentros ha ganado como local (4). Solo fue capaz de derrotar al Rayo Majadahonda en la primera jornada en toda la primera vuelta y, después del ecuador, ha sumado los tres puntos ante Extremadura (2-1), Oviedo (2-0) y Elche (1-0). Todos ellos con Víctor Fernández al mando. El técnico aragonés ha conseguido dotar al Zaragoza de cierta consistencia y regularidad en casa, donde el balance desde que llegó es de tres triunfos, un empate y dos derrotas. Nada que ver con los registros de sus predecesores en el cargo. Alcaraz, por ejemplo, no ganó ninguno.

UN VISITANTE AMABLE

Así que el Zaragoza afronta el reto de acumular por primera vez dos triunfos consecutivos en La Romareda consciente de que, si lo logra, habrá dado un paso de gigante hacia una salvación que también persigue un Nástic que apura sus últimas opciones.

En principio, la visita de la escuadra catalana no debería suponer excesivas dificultades para los aragoneses. Al menos, su hoja de servicios como visitante muestra una extrema fragilidad cuando sale de viaje. El Nástic es el peor foráneo de la competición, en la que apenas ha sumado seis puntos a domicilio. Su única victoria, en Almendralejo, la consiguió justo antes de Navidad y ha perdido en seis de sus siete útimas salidas. Cayó derrotado en Mallorca (2-0), Elche (1-0), Tenerife (2-0), Majadahonda (1-0), Pamplona (1-0) y Oviedo (2-0) y tan solo fue capaz de sumar en Riazor frente al Deportivo de Natxo González (1-1).

La carencia de recursos ofensivos del Nástic fuera de casa es manifiesta. Solo ha anotado cuatro goles en los 16 encuentros que ha disputado lejos de su estadio, lo que le convierte en el peor de la Liga en este apartado, a distancia del segundo, el Lugo, que acumula el doble (8).