—Cinco victorias en los últimos cinco partidos, han salido del descenso a Segunda B y tienen una renta de cinco puntos. Están en un gran momento.

—Estamos en nuestra reacción final, nos costó mucho el comienzo de temporada, porque en la primera vuelta jugábamos con el equipo de Segunda B casi todos los partidos y hubo futbolistas a los que les pesó adaptarse a la categoría, ya que el salto es grande. Ahora estamos bien, los jugadores han cogido el tino a la competición y con esta racha hemos metido en problemas a cinco o seis equipos, que nos daban por descendidos. Creo que los aciertos de los fichajes en enero también han sido importantes, tuvimos que vender a nuestro máximo goleador (Enric Gallego), que aún sigue siendo el pichichi de Segunda y perdimos 15 goles. Pero los delanteros que llegaron (Ortuño y Reyes) ya están en forma, se han integrado y ahora creo que somos el equipo más en forma de toda la Segunda.

—Llegaron a estar muy lejos de salvarse. ¿Cuál ha sido la clave?

—Hay mucho componente psicológico, porque los jugadores creen, pero también la ciudad. Estamos hablando en Almendralejo de una población de 30.000 habitantes y van 10.000 al fútbol, el 30%. Es como si en Zaragoza fueran 300.000. Es una barbaridad la ilusión y la afición que hay aquí, la grada no nos silba, solo anima y la reacción del equipo ha contagiado a los aficionados. La comunión ahora mismo es perfecta y el equipo tiene mucha confianza en sí mismo.

—¿Es un milagro lo hecho por el Extremadura?

—Sí, se podría calificar así. Es la grandeza del fútbol, que un equipo pequeño puede ganar a cualquiera. Hemos vencido al Dépor, al Málaga, al Almería cuando luchaba por el playoff o al Tenerife, un equipo para mirar hacia arriba y que está en problemas como el Zaragoza. Sin embargo, para mí fue más difícil y más milagro lo del año pasado en el Córdoba. Cuando nos contrataron estábamos trece puntos abajo y con el goalaverage perdido. Nadie había remontado más de siete puntos desde febrero y lo hicimos, aunque nos costó hasta el último partido. Ambas reacciones son similares por lo que tienen de vestuario unido, de gente que lo da todo en un equipo solidario, de garra y de pelea, y de dos aficiones que apoyan hasta el final.

—¿Por qué dejó el Córdoba?

—El presidente (Jesús León) me dijo que fue LaLiga la que le pidió que yo no siguiera y solo hay que ver dónde están ellos ahora y lo contenticos que están en el Extremadura de tenerme aquí. Además, Javier Tebas me ha dicho que es mentira que se le diera esa indicación desde LaLiga, que él no se puede inmiscuir en eso y yo le creo. El presidente del Córdoba fue el que decidió, estuvo conmigo seis meses, se creyó que ya sabía todo y yo llevo 30 años en esto y cada vez sé menos. A alguien que lleva tan poco tiempo le faltan muchas cosas, muchos matices, y esto del fútbol profesional es muy complicado.

—Estas reacciones finales tan grandes siempre tienen detrás el rumor de los amaños y el juego sucio. ¿Qué opina?

—Dudas o sospechas se pueden tener si se quiere por ganarle al colista y ya descendido 5-0 en tu casa, pero tener dudas cuando hemos superado a cinco equipos que se jugaban la vida cuando nos medimos a ellos... ¿Qué duda puede haber? Ahí, no hay tu tía.

—Antes mencionaba los fichajes de invierno, que fueron hasta nueve y entre ellos está Bruno Perone, que solo ha disputado un partido tras cederlo el Zaragoza. ¿Por qué ha jugado tan poco?

—Es que el equipo está tan bien... Si lleva 15 de 15, ¿cómo vas a hacer cambios? No puede entrar últimamente pero aún queda y aquí todos pueden ser importantes. Ahora mismo, no hay nadie salvado y había muchos relajados, como Tenerife, Numancia o Zaragoza, que pensaban que ya estaban fuera de peligro y van a tener que pelear hasta el final.

—¿Cómo ve al Zaragoza?

—Ha tenido una dinámica muy de altibajos en esta temporada, en un año muy duro. Soy zaragocista y veo todo con pena, porque es un club de Primera que en Segunda está muy incómodo. Tiene una afición que estamos acostumbrados a pelear por Europa y no por subir, pero esta es la realidad que toca. La dinámica de estos años hay que cambiarla y dar un golpe en la mesa. Es que el Zaragoza no puede estar en Segunda por debajo del Extremadura que tiene 2,9 millones para jugadores. Es que eso no puede ser.

—¿Eso se soluciona solo con más dinero de los propietarios o con la entrada de capital?

—No, con dinero solo, no. Hay que poner un poco, pero hay que poner talento también. Si solo fuera dinero subiría el Oviedo, que su propietario es uno de los hombres más ricos del mundo, o lo harían el Málaga o Las Palmas, al que solo lo tenemos nosotros a un punto y tienen 40 millones de presupuesto. El aspecto económico no lo es todo en el fútbol. Es que tengo muy claro que el retorno del Zaragoza a Primera, al sitio donde debe estar, pasa por las dos cosas, por ese dinero, pero por el talento también.

—Usted optó a ser presidente del Zaragoza en unas elecciones en las que le ganó Zalba y también intentó llegar al club comprando el paquete accionarial que tenía Agapito Iglesias. Es evidente su deseo de formar parte de la SAD.

—Sí, claro. Me presenté a las elecciones contra Zalba y yo tenía 25 años entonces. Hay que echarle valor para siendo tan joven intentarlo, así que mi idea de estar ahí siempre ha estado latente. Creo que ser de allí me perjudica, mi familia es de allí y yo he vivido casi toda mi vida en Zaragoza. Nací a dos kilómetros de Aragón, la familia de mi madre es toda de Zaragoza, estudié en la ciudad y soy accionista.

—¿Cuántas acciones tiene?

—Tengo pocas, compraría alrededor de medio millón de pesetas de la época, cuando se refundó el club en 1992. No es significativa la cantidad, pero estuve ahí en esa refundación que fue obligada. Además, fui socio también muchos años hasta que me fui a vivir a Madrid. Soy zaragocista, mi madre es aragonesa y tengo esa ascendencia, lo que me perjudica para que me contraten.

—¿Cierra ya esa puerta de entrar algún día al club?

—¿Cómo voy a cerrar esa puerta? Si es que yo iría andando al Zaragoza. Tengo dos ascensos a Primera, aunque ahora solo me contratan equipos humildes. Subir al Zaragoza es relativamente fácil y no un milagro. Lo del Extremadura sí que lo es. Es que todos los jugadores quieren ir a La Romareda y para que vengan al Extremadura los tienes que convencer. La diferencia es terrible.

—Si su equipo actual supera al Zaragoza la situación se pondrá muy delicada y para este club bajar a Segunda B sería terrible.

—Como diría la canción tengo el corazón partío, pero soy profesional, trabajo para el Extremadura y quiero ganar. Además, estoy convencido de que vamos a ganar o que al menos el Zaragoza lo tiene muy mal para vencer aquí. Lo que le hizo al Córdoba hace dos semanas (0-3) se lo hizo a un rival hundido anímicamente. Eso es muy fácil. Para ganarnos van a tener que sudar sangre y lágrimas y estar muy acertados, porque llegamos muy bien. Me va a dar pena si les ganamos, porque es el equipo que llevo dentro, pero quiero vencer y que después el Zaragoza se salve del descenso, que creo que lo va a lograr, porque tiene una buena plantilla.