En el juego de poder de la Liga de Campeones, el ascenso al trono es un hecho excepcional, raramente perpetuado, pero el vetusto monarca, el Real Madrid, cedió la corona con premura, antes de que se desatara una guerra de sucesión en la que han caído ilustres, favoritos y señalados. Pero entre el desconcierto y la vorágine han emergido dos generales, a cada cual menos convencional, entre los que saldrá el próximo rey de Europa. El Liverpool y el Tottenham se juegan hoy el trono (21.00 horas, Movistar Liga de Campeones).

Pochettino es la bandera del poder de la convicción mental y se ha erigido en la imagen de la ilusión por recuperar el espíritu de lo inesperado en el fútbol. En un época de fanáticos que exigen una significación clara y evidente con una idea de juego, el argentino alardea de la versatilidad táctica de su equipo, triunfador en varios registros, para completar su argumento emocional.

Klopp es todo lo contrario, una figura hegemónica en el fútbol de presión y velocidad que siempre ha practicado. Ante su tercera final de Champions, después de dos derrotas, el fortalecimiento defensivo es su gran innovación y su reto es refrendar con un título el constante ascenso de su carrera, a medio camino, aún sobre el puente, hacia el olimpo de los más grandes. «No me veo como un perdedor, creo que he tenido una carrera con bastante suerte. Estamos en el partido más importante del mundo, por eso estoy tan feliz y de buen humor», reivindicó el alemán.

El año en que todo parecía encaminado a que el Barça recuperara su puesto prominente en Europa, con Messi a la cabeza, el próximo ganador de la Champions será un equipo inglés, entre el advenedizo Tottenham y el aspirante Liverpool.

El equipo de Klopp, que la temporada pasada cumplió con dignidad, entre los infortunios, con el papel de aspirante frustrado, llega como el claro favorito, porque el grupo es un año más sólido, está más asentado y confía exponencialmente más en sus posibilidades, tras firmar una puntuación histórica en la Premier League. «Aprendimos de lo que sucedió el año pasado, este equipo es mucho más maduro», señaló el técnico alemán. «La manera en la que nos ganó el Madrid nos ha ayudado a madurar como equipo y nos ha enseñado el camino para ganar los partidos, primero tener la portería a cero», refrendó Alexander-Arnold.

Pero el Liverpool también es favorito por el rival, un Tottenham que se ha ganado las simpatías del mundo del fútbol, esas mismas que acaparaba hace un año Klopp, gracias al coraje con el que ha alcanzado unas cotas insospechadas al inicio de la competición. «El equipo se ha hecho fuerte superando dificultades que nos han dado fortaleza, hemos podido ser más creativos y, en el fútbol, si tienes fe y trabajas duro puedes tener recompensa», dijo Pochettino.

El líder de la histórica remontada en Ámsterdam, Lucas Moura, estará en el banquillo si todos los lesionados de Pochettino llegan en condiciones de ser titulares, además del mediocentro Winks, la gran estrella hotspur Harry Kane, las únicas dudas del once. «Aún no sabemos si Kane jugará, todavía queda algo de tiempo», reiteró Pochettino entre quiebros constantes a las insistentes preguntas sobre el delantero inglés. «Kane está preparado, la decisión será del entrenador», desveló el portero y capitán Hugo Lloris.