Víctor Rivera tiene un sueño. El próximo 16 de enero quiere llegar a las playas de Dakar, aparcar su moto junto al Lago Rosa y disfrutar de una gran hazaña: recorrer 8.956 kilómetros en dos semanas desde Barcelona hasta la costa senegalesa, pasando por Marruecos y Mauritania. "Llegar es el objetivo del 90% de los pilotos. Más adelante, con más experiencia, podré optar a mejores puestos", aseguró ayer el piloto caspolino en la presentación de su equipo para la aventura del desierto. Será su segunda participación en la mítica prueba, después de que el año pasado completara más de la mitad del recorrido. Múltiples problemas con la moto le obligaron a abandonar.

Este año ha cambiado de máquina. Pilotará una KTM-660 recién estrenada. "Teóricamente es la mejor moto para este rally, pero allí se rompe todo", explicó Rivera. Recibió la moto, encargada especialmente para la ocasión, hace menos de una semana y todavía tiene que pasar por el mecánico para realizar los últimos ajustes. Apenas ha tenido tiempo para entrenarse con ella, pero a principios de mes estuvo en Marruecos probando sus habilidades en el desierto y está listo para la salida.

"Tiene muy buena técnica sobre la moto y es muy inteligente, sabe cuándo tiene que arriesgar y cuándo no", dijo Angel Moresme, presidente de la Federación Aragonesa de Motociclismo sobre Víctor Rivera. También acompañaron a Rivera en su presentación José María Jarque, concejal de Deportes de Caspe, y Javier Nicolás, vicepresidente de la comarca Bajo Aragón-Caspe.

Apoyos no le van a faltar, ni públicos ni privados. Irá bien provisto de recambios y ayuda mecánica, pero necesitará también algo de suerte para aplicar con buenos resultados su inteligencia y experiencia sobre la moto porque el Dakar es, sobre todo, una carrera de supervivencia, como demuestran los 130 abandonos de la última edición. Por eso llegar es tan importante, lo más importante para un piloto que, pese a su juventud --22 años--, ha logrado un tercer puesto en el Rally de los Faraones, en el que compiten los mejores del mundo, y ha sido seis veces campeón de Aragón de motocross, enduro y resistencia TT.

No estará solo en el desierto. Irá con él un mecánico en un coche de asistencia compartido con otro equipo y llevará los recambios necesarios en un camión, también compartido. Todo eso, más pasajes, hoteles e inscripciones, cuesta 83.500 euros. Cumplir el sueño de alcanzar las playas de Dakar, en Senegal, no tiene precio para Víctor.