Los graves errores defensivos cometidos por el Huesca son ya algo más que una novatada. Con doce jornadas ya disputadas, el equipo azulgrana sigue sin mostrar en la clasificación la evidente mejoría experimentada desde la llegada al banquillo de Francisco. Y lo hace por su propia incapacidad para acabar con unos groseros errores que, lejos de reducirse, aumentan a pasos agigantados. Cada vez son más graves y más recurrentes.

El último episodio de esta historia de terror lo volvió a escribir Semedo, uno de los protagonistas principales de un drama que está lastrando la puntuación. Muchas horas después del choque ante el Alavés sigue siendo difícil encontrar explicación a lo que portugués hizo en Vitoria. Mediada la segunda mitad, con el Huesca a gusto y empate en el marcador tras un despiste de Miramón en el tanto de Jony, el portugués entregó el balón de forma incomprensible a Sobrino para que este lo mandara directo a la red y las ilusiones de los oscenses al sumidero. El grave error fue letal y decisivo en la derrota.

Lo peor es que llueve sobre mojado. Los fallos defensivos vienen siendo una tónica habitual en cada partido del equipo azulgrana. De hecho, al menos once de los 25 tantos encajados hasta ahora por el Huesca -es la escuadra más goleada de la categoría junto al Rayo Vallecano- han venido precedidos por errores individuales o tremendos desajustes defensivos. Un 44% del total. Casi nada.

Es más. Desde que Francisco tomó las riendas, el equipo no ha dejado de fallar. Pulido y Semedo han encabezado la nómina de errores cometidos en cada uno de los cuatro encuentros disputados a las órdenes del técnico andaluz. En su debut en El Alcoraz ante el Espanyol, un grave desajuste defensivo propició el primer tanto de Borja. Cucho se despistó en la ayuda al lateral y Didac sirvió en bandeja el tanto al gallego (0-2).

No fueron mucho mejor las cosas una semana después. Semedo se cayó con todo el equipo en el cuerpo a cuerpo ante Ben Yedder a pesar de la flagrante diferencia de corpulencia entre ambos y el delantero solo tuvo que asistir a Sanabria para que los de Machín encarrilaran el triunfo. Otra vez, el Huesca echaba por tierra un buen trabajo por errores propios (2-1).

ANTES Y DESPUÉS

Ante el Getafe fue Pulido el señalado. Incapaz de aguantar en el área a Jorge Molina y de evitar que se volviera y disparara, la endeblez del central volvía a castigar y a restar puntos a un Huesca que siempre debió ganar aquel choque porque fue superior y solvente, pero otro fallo lo estropeaba todo (1-1).

Antes de la llegada de Francisco, las pifias también habían malherido a los oscenses. Desde la segunda jornada en Bilbao, los errores fueron una constante y contribuyeron decisivamente a la destitución de Leo Franco. Pulido se despistó en el marcaje a Susaeta en el primer gol del Athletic (2-2) y el mismo jugador se marcó un gol en propia puerta y tiró mal el fuera de juego en la goleada sufrida ante el Barcelona (8-2). En la quinta jornada fue Gallar quien la lió al perder un balón peligroso que Theo envió a Merino para que este lograra el gol del triunfo de la Real Sociedad (0-1) y, en el Wanda, una indecisión entre Semedo y Luisinho abrió la lata. Posteriormente, otro malentendido entre Werner y Pulido supuso el tercer tanto de los Simeone (3-0).

«No podemos permitirnos el lujo de cometer estos errores», dijo Francisco el domingo. Así es. O el Huesca deja de pegarse tiros en el pie o corre el riesgo de no tener donde caerse muerto.