El Real Madrid revalidó el título de la Supercopa Endesa con un holgado y cómodo triunfo ante el Barcelona por 99-78. Sólo tuvo color blanco el partido por el título porque el Real Madrid siempre fue por delante, salvo unos segundos en el inicio del partido. Además recuperó sus constantes habituales de juego veloz, alegre y alta anotación.

Sergio Llull fue el baluarte del triunfo, con 21 puntos y nombrado además mejor jugador de la Supercopa. El desequilibrio llegó desde el exterior. Sergio Llull prorrogó su estado de gracia de la semifinal. El balear logró 15 de los primeros 22 puntos de su equipo, mientras el Barcelona solo tuvo a Tomic como referencia en los primeros ocho minutos, 22-12.

El Real Madrid encontró el juego fluido y vio canasta con facilidad. Todo lo contrario que el equipo catalán al que le costaba hilvanar jugadas y firmó unos pésimos porcentajes de acierto, sin anotar ninguno de los siete triples intentados. La aparición de Thomas, Oleson y Satoransky dieron vida al Barcelona, que llegó al descanso 49-39 abajo.

Volvió a aparecer el juego electrizante y meteórico del Real Madrid con una aportación coral de Sergio Rodríguez al timón y los sempiternos Llull y Rudy Fernández. Se obcecó y atascó el Barcelona con los intentos desde la larga distancia, pero no era su día. Así los de Pablo Laso se despegaron con una máxima renta de 16 puntos, 69-53 en el minuto 27. No encontró la manera de recortar esa distancia el equipo catalán y el Real Madrid se llevó el título con holgura.