Asoma la cabeza un poco más el Tecnyconta Zaragoza aunque aún le llega el agua al cuello. El equipo aragonés ganó de forma agónica al Joventut un duelo intenso y pasional, con ambiente de día grande, que bien pudo haber perdido en la última acción y sale del descenso, pero todavía le queda camino por recorrer. Solo está una victoria por encima del penúltimo y no pudo recuperar el average a su rival de ayer, tuvo que conformarse con el triunfo y nada más (71-69) en otro final mal gestionado en el que se aparecieron todos los fantasmas del pasado.

Como frente al Betis o ante el Obradoiro o contra el Manresa, la victoria tuvo altas dosis de fortuna. El Tecnyconta no marcó el ritmo, sufrió en exceso en defensa sobre todo por dentro y no fue capaz de cerrar el rebote. Sus tiradores exteriores tuvieron una tarde horrible -lo que no fue suficiente para que se sentaran- y como el equipo ya no mira al cinco, la producción ofensiva quedó en manos de los de siempre. Sobre todo de Jelovac. El serbio, que jugó medicado por una faringitis, tiró de su equipo y salvó al Tecnyconta con 22 puntos, incluido un último triple, seguramente el peor tirado de la tarde, que daba a los aragoneses ventaja de cuarto puntos a falta de 48 segundos. Entonces Luis Guil decidió sentarlo en el banquillo. Y el Tecnyconta estuvo a punto de perder o de irse a la prórroga.

No fue la única decisión sorprendente del técnico, que fue recriminado por el público con algunos cambios. Sobre todo cuando sentó a Sergi García en el momento en el que estaba tirando del equipo en el último cuarto para devolver a pista a un Gecevicius que no hizo nada de nada en 32 minutos. El Tecnyconta salió más preocupado de frenar a su rival que de hacer su juego, que por momentos no se supo muy bien cuál es. La inquietud que provocaba Bogdanovic en el cuadro aragonés hizo que Luis Guil optara por meter de inicio a Benzing en el cuatro, dejando así el quinteto sin ninguno de los dos jugadores más decisivos habitualmente, y ayer otra vez, Jelovac y Fotu. Puede que estos hubieran tenido problemas para parar a Bogdanovic, pero seguramente no menos de los que se hubiese encontrado el veterano serbio con cualquiera de ellos dos.

DECISIONES EXTRAÑAS / Es cierto que el equipo aragonés logró su propósito con Bogdanovic, no tan decisivo como otras tardes, pero a cambio sufrió en exceso en la pintura. Norel se cargó enseguida de faltas y Jelovac y Fotu no podían frenar a Jordan y Stutz, ni los mejores ni los más ágiles de la Liga pero que camparon a sus anchas. Es el precio a pagar por no fichar un pívot. Con un quinteto pequeño, el Tecnyconta invitó a su rival a tirar de tres, pero el Joventut tuvo un porcentaje menor del habitual. Tampoco lo tuvo muy alto el Tecnyconta, al que le costó encontrar el acierto por fuera. No lo tuvieron ni Gecevicius ni Juskevicius y tuvieron que ser Bellas y Sergi García, que tuvo menos minutos de los que se ganó, los que sumaran desde el perímetro. Y Jelovac, por supuesto, que anotó cinco de los seis triples de su equipo.

El encuentro se mantuvo muy igualado durante los cuarenta minutos, con ventajas mínimas y un momento crítico para el Tecnyconta en el tercer cuarto con 46-53 en el marcador. Lo salvó el equipo aragonés en un duelo de nervios e imprecisiones que llegó de nuevo igualado al momento decisivo. Los últimos minutos dejaron un partido de pasión para ganar a pulso, balón a balón, centímetro a centímetro. Se lo llevó el Tecnyconta porque falló menos. El Joventut tuvo la última posesión y por el Príncipe Felipe desfilaron todos los fantasmas de un pasado ya lejano, aquel triple aún atragantado de Salgado, pero Vidal falló y Jordan no llegó al rebote para alivio de un Tecnyconta aún en apuros.