Un punto lleno de tristeza logró el Zaragoza en la Nueva Condomina, unas tablas que le ponen el telón virtual a su más que mediocre temporada. En ese sentido, el epílogo teórico, aunque queden dos jornadas intrascendentes, estuvo a la altura de lo vivido en las 39 citas anteriores. Ese empate le deja ya sin ninguna opción matemática para alcanzar el playoff, objetivo que como quedó demostrado en Murcia los jugadores zaragocistas ya habían dejado de lado en sus cabezas, mientras que la distancia del descenso queda a 6 puntos con el Castilla, los mismos que restan por jugar. Bueno, jugar no es que lo haga mucho el Zaragoza, capaz de ofrecer un espectáculo futbolístico tan deprimente como ante el Murcia, que está en plaza de promoción y que tampoco dio más en un duelo de ínfimo nivel.

Así de barata es esta Segunda, lo que aún hace más lamentable haber dejado pasar este tren de retorno a la élite, al que ayer ya se le sacó el pañuelo de forma definitiva. Y se hizo como merecía tan triste noticia. Ver a Leo Franco perder tiempo en el descuento, observar la actitud de la primera parte, la dejadez en la defensa de la estrategia, el patético fútbol, la culminación de imprecisiones... Este Zaragoza tiene lo que se merece. En el césped, tanto con Paco Herrera como Víctor Muñoz, no se ha ganado más. Nada más.

Con el único cambio de Rico por Abraham se plantó el Zaragoza en Murcia. No salió mal en intensidad, pero no tardó en diluirse. Hasta entonces ofreció un remate de Montañés, un par de escarceos de Víctor, mal finalizados, pero con intención, ya que el catalán, aunque intermitente fue de lo más potable, y un desviado disparo de Álamo. El Murcia, sin embargo, hizo sentir incómodo al equipo de Víctor Muñoz, que empezó a fallar pases con una frecuencia aterradora. Tierno se evaporó, mientras que Arzo se perdió, y el ataque fue diluyéndose para que el escenario ya rozara el esperpento, porque también faltó actitud en muchas fases del primer acto.

Laguardia sacó un balón bajo palos en un córner donde la defensa y sobre todo Leo Franco hicieron la estatua y Mauro remató a placer. El meta argentino aún empeoraría las cosas después en un lejano disparo de Saúl que se comió para que el Murcia, sin apenas hacer nada, diera primero. Por cierto, el final de temporada de Leo Franco está siendo terrible tras una primera vuelta donde fue el mejor del equipo. Vivir para ver.

REACCIÓN El descanso fue la mejor noticia para un Zaragoza sin alma. Y es que el intermedio le sentó bien, porque salió sin los brazos tan caídos, algo más enchufado en la presión, en la que dio un paso adelante. Víctor movió el banquillo con la salida de Ángelo Henriquez y Acevedo y, sobre todo con el chileno y jugando con dos puntas, el equipo se mostró más incisivo. Kike García no pudo superar a Leo Franco en un disparo escorado y al delantero se le anuló un gol, lo mismo que a Arzo, los dos por cierto en fuera de juego y en acertadas decisiones del árbitro.

El caso es que el Murcia, con Saúl más controlado, Wellington sin acabar casi nada de lo que empezaba y con menos trabajo en la medular, empezó a menguar hasta que Ángelo Henríquez se reencontró con el gol tras seis meses y medio sin ver puerta en un envío de Rico donde Mauro se dejó ganar la espalda para el cabezazo del chileno, que demostró olfato de killer. Lo ha enseñado tan poco....

Con el Murcia agotado y el Zaragoza sin mucha prisa el partido prosiguió con su monumento al bostezo, aunque Roger, a un pase de Víctor y a otro de Montañés, no pudo superar a Casto, que salió bien en ambas acciones. Con los nervios desatados, con Kike García como único argumento local se llegó a los minutos finales, donde el delantero, que se encaró con todo el que pasó por su lado y que no paró de protestar, fue frenado en falta por Álvaro cuando ya se metía hasta la cocina y remató mal una dejada de cabeza de Mauro. Ahí se acabó el partido para el Zaragoza, cuyas ganas de dar por cerrada la temporada quedaron patentes en la amarilla a Leo Franco por perder tiempo para conservar un punto que suponía despedirse de manera matemática de los playoffs. Así de triste es este equipo. Así de destrozado lo va a dejar Agapito Iglesias.