El estadounidense Andrew Talansky entró en la meta de Oyonnax 32 minutos después del ganador, el francés Tony Gallopin, al borde de la descalificación, atormentado por los dolores provocados por las caídas de los últimos días, pero con la valentía de los que no quieren dejar la carrera.

"Tenía mucho dolor en la espalda, pero quería terminar por mis compañeros, que han trabajado mucho por mi estos días. No quería marcharme después de todo lo que han hecho por mi", afirmó

El ganador de la pasada edición de la Dauphiné, que llegaba al Tour con elevadas ambiciones, sufrió un pinchazo a falta de 85 kilómetros para la meta y ya no pudo reintegrarse en el pelotón.

Había pasado una mala noche tras la jornada de descanso, con intensos dolores de espalda que le impidieron dormir.

El equipo le dio por perdido y, mientras su teórico líder se retorcía en la bicicleta, los Garmin tiraban del pelotón pensando en la victoria de su "sprinter" lituano Ramunas Navardauskas.

Las rentas iban cayendo en contra del estadounidense, que desde su coche de equipo recibía consignas para que bajara de la bicicleta.

Talansky, de 25 años, llegó a hacerlo, se sentó unos minutos en un quitamiedos de la carretera y todo hacía indicar que iba a abandonar. Incluso "radio Tour" así lo interpretó.

Pero el ciclista de Miami, entre lágrimas, volvió a subir en la bicicleta con la esperanza de entrar dentro del tiempo máximo que marca la descalificación.

Por delante quedaban casi cien kilómetros de calvario y la obligación de no superar la desventaja de 37 minutos con el vencedor de la prueba.

El ciclista lo consiguió por 5 minutos y se ganó el aplauso del Tour y la posibilidad de salir mañana en la etapa. Ya no disputará la general, pero su valentía le valió la admiración de la caravana.

"Él es así, tiene un coraje excepcional, aunque sea un gesto algo loco", aseguró su director, Charles Wagelius.

Talansky demostró su fuerte personalidad en la séptima etapa, cuando sufrió una dura caída cuyas secuelas viene arrastrando hasta hoy.

Visiblemente enfadado, cruzó la meta de Nancy despotricando contra el australiano Simon Gerrands, al que acusaba de ser el causante de su caída.

Al día siguiente volvió a irse al suelo en un par de ocasiones en un Tour que perece que le había vuelto la espalda.

Todo lo contrario que en la pasada Dauphiné, donde sorprendió a los dos favoritos, el británico Chris Froome y el español Alberto Contador, para lograr su triunfo de más prestigio.

El equipo Garmin ya vio como en el pasado Giro de Italia perdía a su jefe de filas en la persona de Daniel Martin.