Dos cervezas (de 333 ml. cada una), dos copas y media de vino (de 100 ml.) o dos vasos de Wiskhy (de 40 ml.) son suficientes en un conductor para dar una tasa de alcohol de 0,25 miligramos por litro de aire espirado, aunque Miguel Rebosio superó esa tasa en más de tres veces, lo que podría suponer por ejemplo el consumo de unas seis cervezas. Esta medida se establece para personas en ayunas y que tengan un peso y una estatura medias. Según la Dirección General de Tráfico, el alcohol disminuye la capacidad de conducción, afectando a la visión, al cálculo de las distancias y a la capacidad de reacción. Además, la alcoholemia suele alcanzar su punto máximo una hora después de que el conductor haya tomado la última copa. El alcohol ha sido en los últimos tiempos una de las mayores causas de accidentes de tráfico y por ello las medidas para luchar contra este problema han sido cada vez más restrictivas. De este modo, el límite en la tasa ha ido reduciéndose para quedarse en los 0,25 miligramos de alcohol por litro de aire espirado.