El Universidad, tercer equipo filial del Real Zaragoza, ha comenzado esta temporada marcando un fuerte ritmo que le ha llevado a comandar la clasificación de Tercera. Ayer, los colegiales vencieron por 2-4 en El Oroel de Jaca, demostrando otra jornada su nivel de juego. Uno de los responsables de los buenos resultados del equipo es su entrenador, Pascual Sanz, un veterano de 41 años que este año cumple su segunda temporada al frente del cuadro blanquillo.

"Ante el Jacetano jugamos un verdadero partidazo", comentó Sanz al término del encuentro, "y además frente a un equipo que también está muy fuerte este año". El entrenador del Universidad señaló algunas de las claves que hacen de sus hombres, hoy por hoy, los mejores de la Tercera aragonesa: "Los buenos resultados son un reflejo de la confianza que tienen los jugadores", apuntó. "Al principio de la Liga teníamos dudas sobre cómo iba a responder una plantilla tan joven, pero el equipo ha ido progresando día a día, siempre con el convencimiento de que pueden ganar". Del mismo modo, recordó otro aliciente con el que cuentan los jugadores del Universidad: "El Zaragoza está apostando por la cantera, y quienes están jugando en el Universidad ven que pueden progresar". Pascual Sanz advirtió que este progreso depende de sus propios hombres: "Es un tren que pasa por delante de ellos, y tienen que estar atentos si no lo quieren perder", explicó.

Un salto cualitativo

Pascual Sanz sabe lo que se dice cuando habla del salto a una categoría superior. El mismo lo vivió en la temporada 86-87, cuando prácticamente de un día para otro se vio jugando en el Real Zaragoza. "Fue un sueño hecho realidad", recordó el ahora entrenador del Universidad. "Yo estaba jugando en el Endesa, y había fichado para el año siguiente para el Zaragoza. Pero Luis Costa me llamó al poco de empezar esa temporada, y jugué de titular durante toda esa Liga", comentó.

Tal vez por esos buenos recuerdos, Pascual Sanz confesó que se disfruta más del fútbol como jugador que como entrenador. O por lo menos, ése es su caso: "Como entrenador también te sientes satisfecho cuando ganas, pero si pierdes, los malos tragos también son peores", explicó. Pese a todo, Sanz admitió que su etapa en el Universidad está siendo muy feliz. "Intento ser un compañero más de mis jugadores, a pesar de la diferencia de edad", concluyó.