Hubo muy poco partido, lo que tardó el Barcelona en encontrar el acierto desde el 6,75 al inicio del segundo cuarto. Ahí se acabó un desdibujado y desconocido Tecnyconta Zaragoza, que ofreció la peor imagen de la temporada. No por la derrota (75-86), más que asumible, sino por la sensación de conjunto apagado, sin ideas ni fuerzas, por la impresión de estar a años luz del rival. Toda la imagen de equipo só- lido y consistente, de grupo unido y aguerrido mostrada en las jornadas anteriores, se quedó en nada en cuanto empezaron a llover los triples azulgranas.

Fue un bombardeo en toda regla en el segundo cuarto durante el que el Tecnyconta no encontró ningún lugar en el que atrincherarse para resistir. Oleson, Koponen, incluso Renfroe, hasta siete triples de once intentos anotó el Barcelona en los segundos diez minutos ante un atónito Tecnyconta que no llegaba nunca en defensa. Cuando intentaba cerrar a Tomic, aparecían los exteriores. Cuando quería cubrir a los anotadores, el Barcelona siempre encontraba en pase de más que dejaba a un hombre libre.

Porque la diferencia no estuvo solo en la cantidad sino, principalmente, en la calidad. El equipo azulgrana tiró más de tres (33) que de dos (30), pero acabó con un 45% de acierto al final del partido, prácticamente el mismo que el Tecnyconta (44%). La diferencia, lo explicó su técnico, Georgios Bartzokas, al acabar el partido, fue que el Barcelona siempre encontró a un tirador liberado, circuló el balón con mucha más velocidad, más sentido y criterio para que acabara en las manos de alguien solo. La calidad hizo el resto.

Al Tecnyconta le duró muy poco la batería. Hubo demasiados jugadores por debajo de su nivel. Bellas no pudo con Rice y acabó fuera por cinco personales, sin que ni Juskevicius ni Holt fueran un relevo de garantías en el puesto de base. Juskevicius tampoco tuvo su día anotador, Jelovac está desconocido, Fotu mermado y desacertado. Y las rotaciones desde el banquillo no aportaron soluciones. En lugar de aparecer nuevos jugadores iban desapareciendo, empequeñeciendo cada vez más al equipo, que quedó en nada durante muchos minutos. La segunda parte fue un mero entretenimiento sin ninguna emoción. Uno de los momentos más aplaudidos fue cuando los colegiados, por fin, señalaron pasos a un jugador del Barcelona.

El equipo de Bartzokas ya había tomado una buena renta en torno a la veintena de puntos de diferencia y no hubo ni siquiera mención de acercarse en el marcador por parte del Tecnyconta. Los aragoneses no llegaban en defensa, pero su ataque no era mucho mejor. Por fuera solo Gecevicius mantuvo el tipo, mientras por dentro Norel evidenció que su mejora continúa por buen camino y acabó siendo el mejor del partido, pero en conjunto la ofensiva del Tecnyconta fue totalmente inofensiva, sin capacidad de hacer daño de verdad a su rival. Al final los zaragozanos pudieron maquillar el resultado porque el Barcelona levantó el pie del acelerador, pero la diferencia fue abismal.

El equipo aragonés rompió así su buena racha en casa aunque peor que la derrota fue la sensación de derrotismo que transmitió el equipo. Una percepción que debe quedarse simplemente en eso, en un mal día ante un rival mejor, porque frente al Estudiantes en Madrid y contra el Manresa en casa no valdrá el Tecnyconta de ayer.