El Tecnyconta sufrió un castigo excesivo ante el Herbalife Gran Canaria. Mereció más el equipo de Jota Cuspinera por fe, por carácter, por acierto, pero se encontró con un gran rival, con errores cruciales en los momentos decisivos y con unos árbitros que le penalizaron todavía más. Merece también más respeto y consideración. Aunque su rival era más físico, el Tecnyconta fue quien acabó mortificado: le señalaron 28 faltas en contra por 18 a su rival. El Gran Canaria tardó un mundo en entrar en bonus en la segunda parte y fue a la línea de tiros libres 34 veces por las 13 del Tecnyconta. El pabellón se puso en pie para cantar el clásico «Manos arriba, esto es un atraco». El club terminó muy enfadado y así se lo hizo saber a los colegiados.

Pero la grada no solo se levantó a protestar a los árbitros. Terminó aplaudiendo a su equipo a pesar de la derrota porque le ofreció un gran esfuerzo, porque le hizo pasar un buen rato. El Tecnyconta se levantó de un inicio horrible que le costó ponerse 15 puntos por debajo del Gran Canaria y avivar por un instante viejos fantasmas. Los espantó a base de coraje, de corazón. Volvió al partido poniéndose el mono de trabajo, bajando al barro a recuperar balones y el orgullo herido, y resistió los golpes que insistía en asestarle un Gran Canaria con el colmillo bien afilado. Los aguantó una y otra vez sin venirse abajo, dejando la esperanza de que quizá, al fin, este grupo no sea tan fácil de tumbar.

Al equipo le faltan todavía muchas cosas. Entre otras, continuidad tanto en el acierto como en el esfuerzo. La defensa le funcionó a ratos y por ahí se coló el Gran Canaria para mandar en el marcador. El Tecnyconta encontró un mayor equilibrio entre su juego interior y exterior, aunque fueron los de fuera los que terminaron por llevar la voz cantante. Fue Janis Blums el primero en echarse el equipo a la espalda. El letón salió en el segundo cuarto a tirar de galones, mandó y empezó a enchufarlas. Terminó con 26 puntos, 7/10 en triples, algunos de ellos de mucho mérito.

Gary Neal, vigilado muy de cerca por el rival, dejó muestras de su gran calidad que pueden ir a más cuando pierda esos cinco o seis kilos que le sobran. Los bases también tuvieron su protagonismo. Sergi García elevó el ímpetu de su equipo para llevarle a remontar el marcador y Tomás Bellas acabó asumiendo un rol anotador con 18 puntos. Entre los cuatro, los dos bases y los dos escoltas, se repartieron la mayoría del tiempo y del protagonismo en la pista. Los aleros volvieron a quedarse un paso por detrás. Michalak está irreconocible con respecto al de la pretemporada.

Poniendo más balones interiores, pisando dentro del arco, el Tecnyconta encontró la veta abierta en el 6,75. Especialmente en las manos de un pletórico Blums, el equipo terminó con un 42% de acierto desde esa distancia, un porcentaje más que bueno. Al final tampoco fue suficiente. El cúmulo de errores propios y arbitrales pudo más que el corazón del equipo en un encuentro vibrante que sirvió para que público y equipo empezaran a unirse.

Tras muchos vaivenes, el Tecnyconta fue capaz de mantener el partido con vida hasta el final. Pese a que el Gran Canaria pudo ponerse diez arriba (77-87) a cinco minutos del final, el Tecnyconta siguió creyendo con dos triples de Blums y otros dos de Bellas que le permitieron poner el 93-93 en el marcador a 1.35 para el final. Entonces el Tecnyconta concedió demasiados rebotes ofensivos a su rival y, en una desgraciada acción tras un tiro libre, un palmeo de Varnado supuso el 93-97 en contra que terminó de enterrar las opciones locales. Demasiado castigo para un equipo que mostró su lado competitivo y un espíritu contagioso pero que volvió a caer derrotado.