Esta vez no hubo remontada. Estuvo a punto de conseguirla el Tecnyconta, o eso pareció, en un nuevo esprint final de tres minutos de un equipo en ebullición, con ganas de verdad, con intensidad, con alma, pero sin acierto exterior. En último término fue esta cuestión, el acierto, lo que privó al Tecnyconta del triunfo ante el Fuenlabrada (77-80), pero la derrota fue también consecuencia de otros errores. Por ejemplo, de una defensa deficiente en algunos tramos. O de situaciones extrañas en la pista como la coincidencia de los tres bases. El Fuenlabrada aprovechó las circunstancias para romper el choque con 15 puntos en 13 minutos de Marc García y vivir de las rentas hasta el final.

Cabe anotar la ausencia de Okoye, así como los problemas físicos de McCalebb,Seibutis y Vázquez, como un impedimento significativo para el Tecnyconta. En ningún caso como una excusa o como la explicación completa de un partido como el de ayer. El equipo se mostró errático, sin una idea fija, alimentado al final por aciertos individuales. El panorama del perímetro es desolador. McCalebb lideró el intento de remontada con 12 puntos en el último cuarto, pero antes no se supo muy bien si estaba o no, si quería o no, si podía o no. En cualquier caso, no es un especialista de tres. Tampoco lo es Santana, que tiene asignados los principios y los finales de partidos, y que tuvo en sus manos el empate en los últimos segundos. No es un triplista tampoco Alocén, a quien hay que dosificar muy bien porque sigue en formación.

Seibutis estuvo excesifamente fallón, no solo de tres sino también incluso en algún contraataque en solitario. A Berhanemeskel, el teórico especialista, se le hace de noche enseguida en cuanto intenta atacar y solo se encuentra brazos de por medio. Tampoco ha de ser el salvador desde el triple Barreiro. Y sin Okoye ya no queda nadie más por fuera. Radovic no ha sido nunca un especialista y el único que acreditó esa condición fue Nacho Martín. Solo con uno no basta. Porque así el Tecnyconta acabó con un 5/26 desde el 6,75, un 19% que contrastó con el 44% del Fuenlabrada (10/24).

Esa fue una de las razones de la derrota y la gran duda para el futuro es si es simplemente una cuestión puntual de acierto o si se trata de un problema estructural. Fisac insistió en que el grupo está bien hecho y que acabará jugando bien a baloncesto. De momento lo ha hecho realmente bien un día, frente al Burgos. Ante el Fuenlabrada era un día para demostrar que lo de Barcelona fue un mal día, pero la pregunta acabó siendo si lo de Burgos fue la excepción. Es pronto para sacar conclusiones pero tiene mucho trabajo por delante Fisac para exprimir a su plantilla.

EL REBOTE

Ayer el Tecnyconta salió bien al partido y no debe pasarse por alto tampoco las virtudes que exhibió el equipo. La principal fue el rebote. Hasta 47 capturas sumó el equipo aragonés, 18 de ellas ofensivas. El problema fue que con su escaso nivel de acierto eso no acabó siendo ninguna ventaja. También estuvo bien en defensa el primer cuarto de hora y en el tramo decisivo. Gobernó el marcador hasta el minuto 16 (28-22) pero en un minuto dejó que Fuenlabrada le diera la vuelta (28-29) y, a partir de ahí, fue cuesta abajo. Durante el rato que duró la crisis fue un equipo inofensivo, que perdió siete balones solo en el segundo cuarto, que se precipitó ofensivamente y que se tomó de manera literal eso del ataque estático. Nadie se movía.

La desventaja fue creciendo poco a poco y, parecía, irremisiblemente. Las pruebas de Fisac no funcionaron. Ni los tres bases en pista, ni Nacho Martín al cinco, ni las defensas alternativas, que tuvieron un éxito fugaz. Cuando más tenía que apretar el equipo, al inicio del último cuarto (54-61), tardó cuatro minutos en anotar su primera canasta. A falta de poco más de tres minutos el Fuenlabrada ganaba por 14 puntos (60-74). Cuando parecía todo acabado llegó la reacción del equipo. No puede negarse que el Tecnyconta tiene alma, pundonor, garra. El equipo no quería perder. Eso fue suficiente para superar al Gipuzkoa, pero esta vez no bastó y cualquier equipo necesita algo más para ganar partidos. Por ejemplo, jugar mejor y acertar bastante más. Toca seguir trabajando.