Resulta que han invertido cientos de millones de euros extra desde hace dos años para construir un monoplaza competitivo, la mayoría de esa inversión destinada a la simulación para mejorar el rendimiento y, sobre todo, la fiabilidad. Ferrari ha llevado a cabo parte de la modernización que se le exigía desde que, en el año 2009, se limitaron drásticamente las pruebas en pista. Y los resultados están ahí. En los test de Montmeló sacaron pecho con coches fiables y rápidos. Habría que pensar en su candidatura al título si no se tratara de Ferrari, de la Italia de la F-1, si no fuera porque se enfrentan a Mercedes. «Ni caso, ya los conoces. Mercedes podría haber rodado un segundo más rápido si hubieran querido», afirma Fernando Alonso.

Mercedes ha escondido su potencial durante los tests y durante los primeros grandes premios. Ha sido llegar a Australia y Lewis Hamilton encabezó las dos sesiones libres. Lo hizo con medio segundo de ventaja. Puede que le quede otro medio en el bolsillo. No mostrarán todas su cartas hasta la cuarta carrera, en Rusia. Porque uno de los acuerdos con la FIA es que si un equipo obtiene el 3% de ventaja en los tiempos por carrera de los tres primeros grandes premios, se puede cambiar el reglamento ese mismo año para igualar las fuerzas. Así que es muy posible que veamos al SF70-H, que así se ha bautizado el nuevo Ferrari, en la primera línea de las parrillas de las primeras carreras, que luzcan en los podios, o que, incluso, ganen algún premio.

Pero Sebastian Vettel, el tetracampeón del mundo, los ha sufrido durante dos años, conoce bien esas bravuconadas de los jefes de Ferrari y se cura en salud: «No hay nada que celebrar. Ni siquiera sabemos dónde estamos hasta la clasificación, solo sé que tenemos que trabajar carrera a carrera», advierte Vettel. «He sido el más rápido en estos libres de Australia, estoy superfeliz, pero Ferrari fue rápido en los tests de invierno», dice Hamilton con una relajación y una sonrisa que indican muy poca preocupación por el potencial que parece poseer Ferrari.

EL PAPEL DE RED BULL

En la escudería italiana deberían estar preocupados por si Red Bull les saca del podio. Adrian Newey dejó sus últimas evoluciones para estrenar en su llegada a Australia y lo cierto es que Daniel Ricciardo y Max Verstappen ya rodaron casi al nivel de los Ferrari pese a que el motor Renault aún no está a la altura. Son la mejor pareja de la parrilla y darán mucho juego para presionar al coche con el número 44 de Hamilton.

Puede que el inglés encuentre un camino más o menos sencillo hacia su cuarto título en el Mundial de Fórmula 1. Nico Rosberg dejó el Gran Circo tras conseguir el título como en su día hicieron otros campeones como Alain Prost, Nigel Mansell o Jackie Stewart. Mercedes ha fichado a Valteri Bottas para sustituirle sin mucha convicción en este piloto. Parece un buen segundo para acompañar a Hamilton, pero nada más que eso. «A finales de esta temporada, el mercado cambia radicalmente con pilotos que acaban contrato», comenta Wolff, jefe de Mercedes.

Esos pilotos son Sebastian Vettel, Fernando Alonso y, en cierta manera, Carlos Sainz. Es posible que el alemán renueve por la Scuderia si ve una mejoría clara de rendimiento. Al fin y al cabo, su sueño es lograr su quinto título con Ferrari, no con Mercedes, así que el peligro para Bottas se centra más en los dos españoles. James Key ha diseñado un buen Toro Rosso y Sainz podría alcanzar algún top-five en algún gran premio que tenga un desarrollo loco o con fallos entre los favoritos y los coches más rápidos. Sainz peleará con los Williams, y Force India. Habrá mil ojos sobre él en cada carrera, en cada clasificación.

Mucho peor lo tiene Fernando Alonso. Es verdad que salvó el primer día, en Melbourne, sin rotura de motor, algo por lo que era difícil apostar, pero lo hizo a base de rodar la mitad de vueltas que la mayoría y a un ritmo con el que no pasaría de la Q-2 y eso no era lo que esperaba el año pasado, ni mucho menos, cuando fichó por McLaren.

ALONSO, RESIGNADO

«El objetivo este año era ganar algunas carreras y estar en el podio con frecuencia, pero la situación es la que es. Ya veremos cómo reacciona Honda, porque aquí nadie te espera, esto es fórmula 1, no una oenegé». aseguró Fernando Alonso, cada vez más resignado.