Tienen una sensación especial. Afrontan los Juegos con ilusión, pero no saben cuantificarla. Acostumbradas a participar en grandes torneos durante todo el año, a moverse por buenos hoteles y a ser tratados con una deferencia especial, todos quieren una medalla olímpica, pero casi ninguno de ellos sabría situarla en su orden de preferencias. ¿La prefieren por encima o por debajo de un Grand Slam, de un Masters Series, de una final de la Copa Davis? Mejor no plantearse esas cosas. Están en Atenas y, como siempre que saltan a una pista, han venido a ganar, porque intuyen también, eso sí, que el brillo de una medalla olímpica desprende un fulgor especial.

"No sabría ordenar en mis preferencias que significaría una medalla olímpica, pero estaría muy arriba en esa escala", asegura Carlos Moy , un exnúmero uno del mundo al que le faltan por conseguir, entre otras, esa medalla olímpica y la ensaladera, ya que en la final de la Copa Davis de Barcelona del 2000 no estuvo en el equipo.

Motivo de orgullo

Juan Carlos Ferrero, que ayer aún acusaba el cansancio acumulado en el largo desfile de la ceremonia inaugural --los deportistas regresaron a la Villa Olímpica a las dos de la madrugada-- tampoco quiere comparar magnitudes distintas. "Los Juegos comportan una ilusión especial. Son cada cuatro años y ganar una medalla es un motivo de orgullo para toda la vida. Todo es distinto aquí", asegura al alicantino, que hoy debutara contra el marroqui Hicham Arazi, lo mismo que Feliciano López lo hará ante el sueco Robin Soderling en la primera ronda de la competición.

Quien también debutará hoy en el torneo de dobles (con Anabel Medina) será Arantxa Sánchez, orgullosa de ser la única mujer española que habrá estado en cinco Juegos. "Es otro récord para la historia", asegura la tenista, que ha regresado del retiro para poder cumplir su ilusión olímpica. Poseedora ya de cuatro medallas, ahora se plantea disfrutar. "No tengo ninguna presión ni responsabilidad", asegura Arantxa, que esta vez ha querido compartir las vivencias de la Villa Olímpica con el resto del equipo, como hizo en Seúl-88 y, algunos dias, en Barcelona-92. En cambio Ferrero, que está en Atenas con su novia, y Conchita Martínez, con una amiga, han preferido alojarse, respectivamente, en un hotel y una casa.

La aragonesa se ha resistido a la petición explícita que el Comité Olímpico Español realizó a todos los deportistas de residir en ese gran punto de encuentro y convivencia en el que se convierte la Villa Olímpica.