En el básket las leyes quedan casi derogadas antes de ser escritas. Pocos jugadores, quizá Michael Jordan sea la gran excepción en los últimos tiempos, son capaces de dictar por si solos el destino de un encuentro. Lejos de los confines de la NBA, en la LEB, esta Liga loca de pronóstico impredecible, existen muestras mínimas de dominio personal. Pero en el CAI hay un termómetro veraz para orientar el resultado final de cualquier partido. La ecuación está demostrada en el playoff . Si Ciorciari marcha el CAI suele ganar. Es una regla casi irrompible.

Cuando el base argentino entra a la pista con su pie derecho sus compañeros respiran más aliviados. Si es al revés, las sospechas del descalabro se disparan. Quedó demostrado el pasado viernes. El Diego completó un gran partido y el CAI se impulsó en su acierto para seguir creyendo en el milagro de remontar el 2-0 ante el Granada. Ciorciari fue el guía perfecto (rápido, creativo, acertado) que necesita el equipo para ascender y firmó unos números brillantes: 13 puntos, ocho rebotes y seis asistencias con un 2/2 en los triples.

Una diferencia sustancial

A Diego no le gusta hablar de sus números y prefiere que le califiquen por su juego más que por el nivel que describen las estadísticas. Pero las cifras orientan una realidad pura y dura. El rendimiento de Ciorciari es paralelo a la rentabilidad ganadora del global del equipo. En el playoff , tanto en la eliminatoria contra el Plasencia como en la actual y definitiva ante el Granada, los mejores partidos del base de Santa Fe han coincidido con los triunfos zaragozanos. La diferencia es sustancial. En los éxitos el base ha despertado su instinto anotador y promedia 12 puntos por los ocho que acredita en las derrotas.

Parece que cuando el 8 ve aro el CAI camina por la senda de la gloria. Los porcentajes de tiro de Diego avalan esta teoría. En los cuatro triunfos del conjunto de Julbe en este playoff (tres contra el Plasencia y el último ante el Granada), el base argentino ha anotado 20 de los 30 lanzamientos que intentó (66%) por el 46% (15/32) que realizó en las derrotas. El desnivel es mucho más visible desde la línea de 6.25. Ciorciari no ha fallado un triple en las victorias del CAI en las series eliminatorias (4/4) por el pobrísimo 1 de 7 que ha lastrado al equipo en los cuatro resultados negativos.

El lastre de las pérdidas

Ciorciari y el CAI se sienten más libres cuando tienen enfrente un campo abierto. El instinto del jugador de salir al contragolpe es beneficioso si es interpretado con calculada imaginación y no cuando es controlado por los nervios y la imprecisión. Los balones perdidos suelen ser otro síntoma incluido en los malos resultados del equipo en el playoff . Al argentino le han robado la cartera en tres ocasiones por encuentro cuando el CAI ha terminado doblando la rodilla mientras que si el final es una victoria aragonesa el base sólo promedia una perdida.

El Diego salió victorioso del duelo con su compatriota Gianella. Ahora torea con otro pura sangre. Ordín le ganó la partida en Granada y ahora, con la compañía de Oscar González, en Zaragoza, Ciorciari quiere resarcirse. El viernes lo consiguió, esta tarde tendrá otro duro examen. "Si salimos concentrados, ganaremos", dice el base. Que así sea.