La vida de José María Fuente es el BMX. Este apasionado de la modalidad lleva ya tres décadas practicando esta espectacular especialidad en la que la bicicleta realiza una cadena de acrobacias en un circuito. Fue hace 15 años cuando creó la escuela de BMX en el Club de Montaña Pirineos. Por aquel entonces contaba con una decena de participantes. Pero la afición se ha mantenido a lo largo de los años y ahora cuenta con casi un centenar de practicantes.

«La escuela de iniciación se creó porque el BMX desaparecía en Aragón y me quedé solo. Estaba en su peor momento y en España se practicaba tan solo en Badajoz y Alicante», explica Fuente. «Con la escuela de Pirineos el objetivo era ir creciendo a base de trabajo, fomentar el deporte y no hacer negocio. Cada año ha ido creciendo progresivamente. El año pasado tuvimos 86 inscritos y este tenemos 70 y otros 80 federados», apunta José María Fuente. La afición ha crecido en Aragón. «Con nuestro impulso se ha creado el equipo School y hay otro equipo en Ricla que se llama Valdejalón», explica.

Una de las claves de este crecimiento ha sido el trabajo de los monitores. «Esta expasión ha estado asociada a la llegada de antiguos alumnos que se pusieron a entrenar como Jesús Torres y Javier Torres. La afición les viene desde que son pequeñitos. Ahora los técnicos somos Daniel Delgado y yo», afirma Fuente.

La temporada está a punto de acabar. Ayer se celebró en los Pinares de Venecia el final de la Copa Aragonesa de BMX y el próximo es la última prueba de la Liga Nacional en Madrid. «La competición se paralizará hasta febrero o marzo. Pero la formación y el entrenamiento no se detienen». explica. Daniel Delgado es, además de entrenador, uno de los competidores más destacados en la sección. «Hace tres semanas fue tercero en el Nacional absoluto en Madrid. También destacaría a los hermanos Cerrillo, Marta Moyano, Toño Moyano, Guillermo Cuadrado y Rubén Crespo, participante en la Olimpiada de la Juventud de Singapur en el 2010 y que ha dejado el BMX», dice.

En el club hay niños desde los 4 hasta 40 años. «El objetivo es que aprendan a divertirse sobre la bici. Es un deporte individual, pero prima el compañerismo. Los padres traen a los niños, ven que es divertido y el riesgo controlado, se compran la bici y se apuntan a la escuela». La competición para los más jóvenes es secundaria. «Salimos a ocho o diez pruebas al año, pero no es lo principal. Hacemos un intercambio en Francia».

Los entrenamientos se realizan el fin de semana en el circuito del velódromo de Torrero. «Los sábados de once a doce y el domingo de once a una. Tenemos muchas carencias en las instalaciones. Ahora parece ser que nos pondrán la luz artificial y ampliaremos los entrenamientos entre semana. El circuito se nos ha quedado pequeño». El club organiza pruebas de la Copa Aragonesa, el Campeonato de Aragón y una prueba de la Liga Nacional.

Los niños pueden empezar comprándose una bici de segunda mano. «Las hay de 150 euros y el primer día pueden probar si les gusta el BMX». Los padres son claves en el aprendizaje del niño. «Cuando viene por primera vez no saben de que va el tema y les da un poco de miedo. Pero ven que los riesgos se minimizan en las clases y con un equipo adecuado y se implican en la organización de las competiciones», finaliza.