Barcelona (1963), Madrid (1964, 65, 66, 76, 86 y 94), Valencia (1993), Sevilla (2001) y de nuevo Barcelona mañana. Ese recorrido por las nueve finales de Copa disputadas por el Zaragoza, a la espera de la décima, no sólo lo ha hecho el conjunto aragonés, con diferentes jugadores, entrenadores o directivos en cada momento, también cuatro aficionados muy especiales: Salomé Irún, Manuel Romay, Luisa Lacambra y Angel Rúa. No se han perdido ninguna de esas citas, siempre encontraron un hueco en su agenda y en su bolsillo para tomar su bufanda zaragocista y soñar con un nuevo título. Como no podía ser de otra manera por su absoluta fidelidad al conjunto blanquillo , también estarán mañana en el estadio Lluís Companys de Barcelona.

"Desde el 63 no me he perdido ni una sola", recalca Salomé con vigor, mientras Manuel, su marido, asiente con la cabeza el dato del que presume su esposa. Y lo cierto es que es para que esté orgullosa de su zaragocismo. Cuando se les pregunta a ambos por la más especial de esas finales, la respuesta es obvia: "Todas en las que el Zaragoza logró el título".

DERRAME Y AL HOSPITAL Son, entonces, cinco de ellas (1964, 66, 86, 94 y 2001), aunque Salomé tiene en la memoria una celebración muy especial, en el Olímpico sevillano hace ahora casi tres años, porque estuvo teñida de susto en un principio y ahora es recordada como una anécdota: "En la última final de la Copa del Rey, en Sevilla, lo pasé mal, porque sufrí un pequeño derrame durante el partido y acabé en el hospital. Menuda celebración la que tuve", rememora.

A Luisa y Angel, también matrimonio y además padres del actual técnico del Binéfar, Paco Rúa, les sucede lo mismo que a sus compañeros de viaje por las finales zaragocistas: la distancia temporal hace recordar menos cosas de las lejanas y deja que la memoria se centre en las más próximas: tres en los últimos once años a la espera de la que se disputará en el estadio Lluís Companys, que hará la cuarta en esta historia reciente. "El título que logró el Zaragoza en los penaltis ante el Celta es el que recuerdo con más emoción. Tanto mi marido como yo lloramos de alegría cuando Higuera marcó el decisivo", recuerda Luisa.

CAMINO DE LA SEXTA Mañana, de nuevo en Barcelona, la ciudad que fue escenario del primer gran evento --el Camp Nou en 1963-- de este circuito que han vivido por las finales, los cuatro serán testigos de la décima --undécima si se cuenta la de la Recopa en París, en la que también estuvieron-- y volverán a vibrar por su equipo, el mismo que les hizo llorar de alegría o de tristeza. Que las lágrimas de mañana sean de felicidad por la Sexta .