Hay otro 7-1. El del balance goleador de Brasil en Rusia 2018. Solo ha encajado un tanto en 360 minutos, el del suizo Zuber precedido por un pícaro empujoncito a Miranda. El muro brasileño es, de momento, casi infranqueable y hoy, en los cuartos de final (20.00 horas), pasará una prueba de fuego ante la Bélgica de Roberto Martínez, que, con 12 dianas, es la más realizadora de la competición mundialista.

«Tite es el mejor técnico del año. Encontró una buena mezcla entre la disciplina europea y la magia brasileña», apuntaba esta semana desde Moscú Lothar Matthäus. El técnico milagro de Brasil, sin embargo, nunca ha entrenado en el viejo continente. No recibir goles está en su ADN como entrenador. En el 2012, ganó la Copa Libertadores con el Corinthians recibiendo solo dos goles en los ocho encuentros desde los octavos hasta la final.

Es la misma fórmula que ha aplicado en la Seleçao. Desde su debut en septiembre del 2016 ha dirigido 25 encuentros, con solo 6 goles recibidos. Son 17 partidos con la portería a cero. Este es el antídoto perfecto para pasar página del Mineirazo, cuando Alemania le hizo cuatro goles a Julio César en seis minutos.

Brasil aún duda de Alisson, porque tras De Gea (solo paró un balón y recibió 6 goles), es el portero que menos ha actuado. Ha atajado solo tres disparos en todo el Mundial. La defensa canarinha consigue bloquear el 43% de los disparos. Y en ello tiene mucho a ver la dupla defensiva Miranda-Thiago Silva y la aportación de Casemiro, hoy sancionado y sustituido por Fernandinho.

El vestuario ha comprado la idea de Tite. «Veo a Neymar participando mucho en términos colectivos, retomando balones, que es una función que no le pido. Como todos, él también ha desarrollado el sentido de equipo», remarcaba ayer el técnico gaucho. «Les dije a los jugadores que creyesen en la forma intensa de entrenar que tenemos y no he leído que nadie dijese que nos ha faltado ritmo en ningún momento», argumentaba.

En el último mundial brasileño, en 2002, Felipao jugó con tres centrales (Lúcio, Roque Júnior y Edmilson), más Kleberson de barrendero para dar libertad a Ronaldinho Gaucho, Rivaldo y Ronaldo. Ahora Tite, repite la idea, aunque con diferente formato táctico. «En el último tercio tenemos mucho uno contra uno con Willian, Neymar, Gabriel Jesús, Philippe Coutinho y Douglas Costa, les incentivo para que driblen, para que muestren su magia», explica Tite, el personaje más admirado por la torcida, incluso por delante de Neymar.

«Un equipo de ataque»

Brasil ha encontrado la fórmula. Y es la que aplicará para neutralizar el proyecto creativo del exzaragocista Roberto Martínez, con su 3-4-3 y una media con artistas leves como De Bruyne y Witsel, más centralizados, y Hazard y Mertens haciendo de satélite a Lukaku (que ya lleva cuatro goles). «Tienen un poder creativo muy fuerte, con valores individuales importantes y un gran entrenador», ensalza Tite, que prevé «un gran partido».

Bélgica tiene una idea y no se arrugará. «No podemos mudar lo que somos: un equipo de ataque», sostiene Martínez. La estadística lo reafirma. Son 76 goles en 24 partidos, desde que el técnico de Balagué, con Thierry Henry de auxiliar, tomó las riendas belgas tras el fracaso en la Euro 2016 en Francia.

El encuentro contra Brasil marcará cuál es el exacto nivel de maduración de la generación de oro belga, que lleva cuatro años coleccionando elogios de analistas y fracasos sonoros sobre el campo. «Bélgica es como una película iraní, solo gusta a los críticos», disparaba estos días con sorna uno de los comentaristas del canal brasileño Sportv.

«Trabajamos durante años para tener una oportunidad como esta de jugar contra Brasil en unos cuartos de final y estamos preparados, si jugamos bien tenemos muchas oportunidades para seguir adelante, pero no hay margen para el error», apela el exzaragocista Roberto Martínez.