Rozó el Girona la temporada pasada hacerse un hueco en la élite del fútbol español por primera vez en su historia. Lo tuvo a un solo paso, tras eliminar al Alcorcón en la primera promoción, pero fue el Almería el que lo dejó a las puertas de la gloria. De estar tan cerca de la cima a tener pie y medio en Segunda B en menos de un año. El Girona ha recuperado el pulso con Pablo Machín, ha mejorado sus resultados y se ha acercado algo a la salvación, pero de momento es el gran candidato a perder la categoría y se lo ha ganado a pulso tras una temporada muy floja en fútbol y resultados.

¿Qué es lo que lleva a un equipo a ese cambio tan brutal? La salida de Rubi, el entrenador, con destino al cuerpo técnico del Barça, y de jugadores importantes el curso pasado como Acuña, Tébar, el zaragozano Luso Delgado, Dani Mallo o Benja es uno de los factores decisivos, además de la inestabilidad de un club que en esta temporada es una casa de los líos mayor que la del Zaragoza. En el Girona, cuyo propietario, Josep Delgado, está acusado de fraude fiscal en Polonia y quiere vender sus acciones, se ha cambiado esta temporada de presidente, de secretario técnico y de director deportivo. Y tres veces de entrenador. Empezó Ricard Rodríguez, siguió Javi López y desde el 9 de marzo está Pablo Machín.

Mejoría actual

El caso es que el equipo no arrancó mal. Hasta fue líder en la segunda jornada. Sin embargo, una mala racha de resultados y la llegada a la dirección deportiva de Oriol Alsina fueron la sentencia para Ricard Rodríguez. Javi López no mejoró a su antecesor y fue también destituido. Machín arrancó con dos derrotas y con un esquema muy defensivo que mantiene. Tras la jornada 31 el equipo catalán estaba a ocho puntos de la permanencia, un mundo. Ahora, tras 7 puntos de 12, está a solo 4, pero tiene muy difícil salvarse.