Para salir con el triunfo de El Sadar, ante el ahora líder y mejor local de Segunda, el Real Zaragoza necesitaba su cara más brillante, estar certero en ataque y no contar con adversidades arbitrales. Todo se le dio en contra al equipo de Víctor, rebajado en su versión con respecto a otras citas, pero que además se encontró con la expulsión de Eguaras nada más comenzar la segunda mitad, con dos cartulinas rigurosas por parte del novato Rubén Ávalos, y con la falta de acierto en lo que generó, sobre todo por parte de Álvaro, de nuevo negado en la suerte suprema, sobre todo en una acción en el tramo final que pudo significar un empate que hubiera sabido a gloria.

El gol de Juan Villar en un error grueso de Dorado en el despeje llegó en inferioridad numérica, aunque es justo reconocer que Osasuna había hecho más méritos para marcar y que había dominado en más fases del partido. Con todo, el Zaragoza se había sostenido en las paradas de Cristian Álvarez y en el tramo final vivió un arreón con diez y comandado por Soro donde tiró de orgullo y hasta pudo llevarse un punto si a Álvaro Vázquez no se le hubiera apagado la luz tras una concesión de Oier.

El Zaragoza se queda ahora, a falta de 14 partidos y con la victoria con el Reus pendiente de sumar, a trece puntos del Cádiz, sexto, y con ocho de renta con un descenso en el que los de abajo no ganan casi nunca. La temporada apunta a quedarse sin metas en breve, aunque sería injusto no acordarse de la mortecina faz que tenía el Zaragoza cuando Víctor lo tomó en el relevo de Alcaraz tras dos meses que se tiraron a la basura con este.

Salió Víctor en el once con las novedades de Linares y Pep Biel y en un 4-2-3-1 en el que Álvaro Vázquez y el propio Biel ocupaban las alas, con Soro por detrás de Linares. Y el Zaragoza, con esa apuesta, arrancó bien, teniendo el balón y la mejor ocasión en un centro preciso de Nieto, mucho mejor hacia arriba que en defensa, que Álvaro Vázquez mandó alto con todo a favor.

El Zaragoza, sin embargo, empezó a bajar su versión, con Álvaro impreciso y Linares demasiado peleón y nervioso mientras que a Biel le devoró el encuentro y Soro aparecía poco. Nieto, en un error en un envío de Fran Mérida, dejó el balón muerto para que Juan Villar disparase al palo.

CRISTIAN, FIRME

Osasuna empezó a dominar el esférico y el Zaragoza a sufrir y Villar, tras una buena acción entre Eguaras y Benito, se encontró con la parada de Cristian, que también sacó un buen disparo de Roberto Torres poco después de que Guitián se lesionara para aumentar el rosario de problemas musculares. El central era de los pocos que no había pasado por la enfermería y Verdasca ocupó su lugar. Linares protestó con vehemencia un posible penalti de Unai que el colegiado obvió, ya que nunca miró a los dos equipos por igual, sobre todo en el reparto de amarillas.

Con un disparo de Villar, muy activo, tras una jugada de Clerc y con un despeje de Cristian tras un intento lejano y preciso de Roberto Torres acabó una primera parte donde Eguaras se fue con una amarilla en una falta sobre Rober Ibáñez, que había salido por Barja, tras irse de Benito.

Esa amarilla ya pareció algo rigurosa, pero al comienzo de la segunda mitad un supuesto derribo sobre Nacho Vidal donde dio balón acabó con el navarro, imprudente en la forma de entrar con una amarilla, en la caseta. Víctor no tardó en dar entrada a Javi Ros para tratar de contener a Osasuna, que con Roberto Torres omnipresente se lanzó a por el gol. Juan Villar y David tuvieron las mejores ocasiones y Cristian Álvarez salió bien ante Xisco para que, poco a poco, fuera bajando el ímpetu local.

Sin embargo, el gol llegó en un centro de Roberto Torres donde Dorado no tiró bien el fuera de juego y le pegó al aire para que el balón se le quedara a Villar, que esta vez ya no falló.

Una vaselina al palo de Roberto Torres fue el punto y final del ataque de Osasuna, que buscó contener con Íñigo Pérez para enfriar el partido y tener más posesión. Sin embargo, el Zaragoza, en los últimos diez minutos, sintió que podía empatar. Pombo, recién salido, aunó protagonismo y malas decisiones en la suerte definitiva y Soro, en clara mejora toda la segunda mitad, tomó la bandera. Una jugada suya acabó en un disparo flojo de Pombo y Ávaro Vázquez perdonó lo imperdonable ante Rubén. Un centro del delantero badalonés que no encontró rematador fue el canto del cisne zaragocista y el billete para la novena victoria seguida en casa de Osasuna. Tumbar a semejante rival en esa fortaleza exigía la mejor versión y el Zaragoza se encontró todo en contra, también y sobre todo el arbitraje.