La parrilla del Mundial-2004 se construye con un único objetivo: derribar a Michael Schumacher, gran dominador de las últimas cuatro temporadas. "El año pasado se llevaron un buen susto, sufrieron un bajón muy importante", confiesa Sam Michael, ingeniero jefe de operaciones de Williams-BMW. "Puede que acusen el agotamiento de Schumacher y la desmotivación de Barrichello, que sabe que no puede ganar", dice Martin Whitmarsh, director de McLaren-Mercedes. "Bajo presión, fueron vulnerables", dice Pat Symonds, director de ingeniería de Renault.