El Real Zaragoza no está bien y se encuentra inmerso en una espiral de malos resultados y muy lejos de ser un equipo optimizado, con automatismos que le permitan obtener triunfos sin sudar sangre. Ni se gana ni se juega bien. El primer paso en el seno del club blanquillo es reconocer el problema. Solo desde ese punto de partida se puede encontrar la solución.

Ha sido una semana de mensajes unánimes de jugadores, entrenador y director deportivo. Conceptos como la fortaleza mental, unión en el vestuario, mirar por lo colectivo y no al ombligo propio y tener una dosis de valentía que permita al Zaragoza coger una bocanada de aire y vislumbrar un atisbo de esperanza y de reacción. Porque sino, como dijo Eguaras, el lío y los problemas serán «grandes y serios».

El primero en salir al paso fue Lalo Arantegui. Hizo autocrítica, esa tan necesaria en ocasiones en lugar de echar balones fuera, y afirmó que la culpa es 100% suya y que «esto es una crisis en toda regla a nivel deportivo». También Eguaras optó por mirarse en el espejo y reconoció que está «mal». «Ya no pongo excusas de la lesión ni nada. Llevo ya varios partidos con el equipo y el nivel no está siendo el que yo esperaba».

El miércoles hubo conjura en el vestuario antes del entrenamiento porque, si algo está claro, es que estos jugadores y este entrenador son los que tienen que sacar la situación adelante. El sello de Alcaraz debe comenzar a verse y ya sin el destituido Idiakez las excusas se agotan al mismo tiempo que avanzan las decepciones de cada fin de semana.

Una de las principales premisas es estar unidos. Eguaras habló de la «confianza que nosotros tenemos en el cuerpo técnico y ellos en nosotros, porque se trata de hacernos fuertes mentalmente». Diego Aguirre, en una entrevista con este diario, aseguró que «tenemos que estar unidos y confiar en el de al lado, porque al final esto solo lo podemos sacar nosotros». «Hay que estar unidos y fuertes mentalmente. Tenemos que ser una piña y tener humildad» agregó.

Determinación / De hecho, estos jugadores saben cuál es la receta. La gran segunda vuelta de la campaña pasada, de la que repite gran parte del plantel, es imposible imaginarla sin la calidad del grupo humano: «Si por algo destacamos el año pasado fue porque el grupo era, y es, una familia. Si en el campo cada uno hace la guerra por su cuenta, iremos mal», recalcó Eguaras.

Lucas Alcaraz dejó otro mensaje. Retornará Álvaro Vázquez y es una buena noticia para los intereses blanquillos ya que su presencia, a priori, traerá consigo más mordiente en ataque y goles. Pero el Zaragoza no es solo Álvaro o cualquier otro. «Nuestra respuesta tiene que ser colectiva, más allá de la presencia o ausencia de cualquier jugador porque un solo futbolista no va a solucionar una situación, sino todos», dijo Alcaraz.

También desde el vestuario se reclama dejar de estar atenazados e imprimir una dosis de valentía, un paso adelante. O comes o te comen. El entrenador habló de «determinación», más allá de lo «se plantee» y de sistemas. Cuestión de creer en lo que se hace y en el compañero.

Por último, Cristian Álvarez también fue tajante: «Hay que empezar a jugar con soltura y valentía». Y esta dinámica es complicada. Ante el Nástic mañana se verá a un remozado Zaragoza, tal y como dejó caer Alcaraz. Los cambios de piezas y sobre el césped llegarán con una metamorfosis en la mentalidad o, al menos, esa es la intención. Todos a una, porque así se saldrá adelante.