Valverde corre peligro. Serio peligro. El Barcelona sostiene oficialmente que anda inmerso en «un período de reflexión» sobre el futuro del técnico, a pesar de que lo renovó el pasado mes de febrero hasta el 2020, con opción incluso a una temporada más. Pero la continuidad del técnico extremeño que ha ganado dos Ligas en sus dos años en el Camp Nou no está garantizada debido a las fuertes presiones que está recibiendo el presidente Josep Maria Bartomeu para despedirlo por las caídas europeas en Roma (2018) y Anfield (2019).

La reflexión está caliente, por mucho que el dirigente azulgrana intente alejarse de esos comentarios que le llegan desde la sala de juntas, aunque la directiva haya evitado incluso reunirse intentando así espantar los focos sobre una decisión que marcará los dos últimos años de mandato de Bartomeu. Ahí también está una de las claves del futuro del Txingurri, a quien Messi, que ya está con la selección argentina preparando la futuro Copa América, ha defendido como a ningún otro técnico.

NI CON EL APOYO DE MESSI

Pero ni tener el aval público y privado de Leo libra a Valverde de una tormenta que puede acabar con su carrera en el Camp Nou, por mucho que el propio presidente le respaldara y apoyara. Suma el Txingurri cuatro títulos (dos Ligas, una Copa del Rey y una Supercopa) de los ocho que ha disputado, gestionando un equipo envejecido y que no ha sabido llevar la venta de Neymar al PSG. Recibió 222 millones de euros e invirtió 300 incluyendo todas las variables de los fichajes de Coutinho (160) y Dembélé (140). Pero el Barça sigue viviendo de las andaduras de Messi, como en la última década, mientras determinados sectores de la directiva ponen el foco sobre Valverde.

Son horas de vértigo en el club. Horas tempestuosas en las que el técnico está cada vez más debilitado tras saberse que el Barça había contactado, como reveló RAC-1 el lunes, con Roberto Martínez, actual seleccionador belga. Koeman siempre está ahí. Ayer por la mañana RAC-1 informaba que la directiva iba a comunicar «de forma inminente» a Valverde que dejaría de ser el entrenador. De forma inmediata, el club, sin emitir comunicado oficial alguno, deslizaba que «no se había tomado ninguna decisión» sobre el técnico. Pero cada vez está más cuestionado, aunque la última palabra la tendrá Bartomeu. Como siempre.

En enero del 2015, coincidiendo con el estallido de la crisis Messi-Luis Enrique en Anoeta, el presidente despidió a Zubizarreta, el autor ideológico de la última y exitosa regeneración del Barcelona. Cinco meses después, aquel equipo ganaba el triplete en Berlín. Luego, Bartomeu convocó (y ganó a Laporta) elecciones bajo la fuerza de un poderoso eslogan. «Tenemos triplete y tenemos tridente». Ahora, cuatro años más tarde y sin posibilidad de presentarse a la reelección, no tiene ni una cosa ni la otra. Y reflexiona, al mismo tiempo, sobre si sería el primer presidente del Barça que echa a un entrenador desde el 2003. Entonces, fue Joan Gaspart quien despidió a Louis Van Gaal en enero.