Vincenzo Nibali se frota las manos. Mira hacia atrás, en la general, y observa una lucha alocada por los puestos de podio: el veterano contra los delfines, un ciclista murciano frente a los dos nuevos ídolos de la afición francesa. Y cree El Tiburón que si las aguas van movidas por detrás, él resultará aún más beneficiado. Pero no sabe el jersey amarillo que Alejandro Valverde, segundo de la general, pese a sus desdichas, ni quiere entrar en batallas ni se va a obsesionar por sus perseguidores locales, Romain Bardet y Thibaut Pinaut.

Los Pirineos comienzan mañana, porque hoy el Tour descansa en Carcassone, tras una jornada endemoniada camino de Nimes. Porque en el Tour el término etapa de transición no existe. A Valverde se le preguntaba en la cima de Risoul, tras el problema mecánico que le rompió el ritmo de escalada (Pinot, sin querer, le golpeó la bici y le averió el cambio a 3,5 kilómetros de la llegada) que tendría dos días para recuperarse. ñDos, uno... que aquí, aunque no hayan puertos por el camino, no hay día de descanso".

Porque ayer fueron 222 kilómetros, de Tallard, puerta de los Alpes, a Nimes, con la cercanía del Mediterráneo. Porque la mayoría de los corredores durmió a casi 100 kilómetros de la salida, madrugón imprescindible. Y porque al acabar la etapa de la tormenta, de los rayos, de los truenos, de la oscuridad que convirtió el día en noche, todos tuvieron que hacer en autocar 200 kilómetros de traslado hasta Carcassone. Entre coche y bici, aunque lo segundo fue más cansado, los ciclistas del Tour sumaron ayer más de 500 kilómetros; una aritmética que se traduce en cansancio, en dificultad para recuperar, en ducharse en el autobús, en tener que comer unos cereales o unos bocadillos deprisa, en no poder llegar al hotel hasta tarde. Esto es el Tour.

VICTORIA DE KRISTOFF Y si encima el día no ayuda, como ayer, entonces, en palabras de Valverde ñla etapa con lluvia, con tensión, con peligro, con aire se convierte en una jornada muy peligrosa". ¿Transición, tranquilidad? ¡Si rodaron 222 kilómetros a casi 45 kilómetros por hora! Si no dejaron ni respirar a la pareja de escapados del día, un suizo, Martin Elmiger, y un neozelandés, Jack Bauer, que se escaparon casi de salida y los pillaron a 25 metros de la meta de Nimes, donde triunfó Alexander Kristoff, noruego y compañero de Purito en el Katusha, que sumó su segunda victoria. Lloró Bauer, recogido en un rincón de la meta, lloró de tristeza y de amargura. Pillado cuando ya cantaba victoria. Todo el día en fuga y lo pasaron como un cohete cuando ya se veía campeón.

Valverde circuló atento. ñEl sábado tuve el problema de la bici y aún así salvé el día. Pero lo importante ha sido poder comprobar que sigo recuperando bien". Y para demostrarlo rodó siempre en cabeza protegido por Erviti. El navarro, una garantía cuando el llano visita el Tour, no se apartó ni un momento de su jefe. Le tapó el viento, le buscó huecos delante y le demostró que el equipo está con él.