Mañana comienza en el O2 de Londres una nueva edición de las ATP World Tour Finals (el Masters, en versión popular) sin Rafael Nadal. El tenista mallorquín tiene ahí, en ese tradicional torneo de fin de curso que reúne solamente a los ocho mejores de la temporada, una asignatura por aprobar. Desde su contundente irrupción en el 2005, Nadal se ha ganado el derecho a participar durante 14 temporadas consecutivas, pero solo ha podido acudir (primero a Shanghái y, desde el 2009, a la capital inglesa) ocho veces. Y en una de ellas, el año pasado, solo pudo jugar un partido antes de que una de sus lesiones recurrentes (tendón rotuliano de la rodilla derecha) le obligara de nuevo a una retirada. Desde luego, Nadal tiene ahí, a sus 32 años, un Masters por aprobar.

La ausencia del tenista manacorense en el torneo de los maestros es la culminación de una temporada bipolar, en la que ha vivido lo mejor y lo peor. Nadal solo ha podido participar en nueve torneos, de los que solo ha acabado siete (se retiró en dos grandes, al Abierto de Australia y el US Open) y ha ganado cinco, incluido su 11º Roland Garros, los Masters 1.000 de Montecarlo, Roma y Canadá (Toronto) y su torneo talismán de Barcelona. En total, ha jugado 29 partidos menos que en el 2017, pero su espectacular balance de 45 victorias y 4 derrotas le ha llevado a mantener el número 1 del ránking mundial desde que lo recuperó, el 25 de junio, hasta que lo perdió hace escasamente seis días al no poder defender en París-Bercy los puntos necesarios ante el serbio Novak Djokovic, número número uno tras una recuperación extraordinaria, solo al alcance de los jugadores diferenciales.

LA PISTA CUBIERTA / Nadal tuvo que renunciar al indoor de París por unos problemas en el músculo abdominal, y aprovechó esa baja forzosa para pasar por el quirófano para eliminar un cuerpo libre en el tobillo derecho y poder así comenzar de la mejor manera el próximo ejercicio. Pero los problemas del mallorquín en los finales de temporadas son recurrentes. Se une ahí el desgaste propio de su juego físico y de fuerza y los problemas que le generan las pistas duras y, aún más, las sintéticas a cubierto. De hecho, en este 2018 solo ha podido completar un torneo en dura (Canadá), y entre las escasas lagunas que figuran en su historial, destacan la ausencia de victorias en cuatro torneos: tres Masters 1.000 (Miami, Shanghái y París-Bercy) y el Masters de final de curso, en el que siempre que ha quedado eliminado ha sido ante Roger Federer, Novak Djokovic o por las molestias físicas. De hecho, de sus 80 torneos ganados, Nadal solo tiene dos en pista cubierta: en el 2005 en Madrid en pista dura, y en el 2013 en Sao Paulo en tierra batida. Al contrario que él, los dos únicos españoles que sí aprobaron el Masters fueron Manolo Orantes en Houston (1976) y Álex Corretja, ante Carlos Moyá, en Hannover (1998).

UNA COSA DE DOS / En ausencia de Nadal, serán los otros dos tenistas que, junto a él, han copado el número 1 mundial desde el 2004 (con la única interrupción de 41 semanas de Andy Murray entre el 2016 y 2017) los que se jugarán previsiblemente el título en Londres. Federer, líder mundial durante 310 semanas en ese periodo, encabezará el Grupo Hewitt, junto con Kevin Anderson (Sudáfrica), Dominic Thiem (Austria) y Kei Nishikori (Japón), sustituto del otro ilustre lesionado, el argentino Juan Martín del Potro, también con problemas físicos, ahora de rodilla. Djokovic (224 semanas ya como número 1) es el favorito en el grupo Kuerten, ante Alexander Zverev (Alemania), Marin Cilic (Croacia) y John Isner (EEUU), relevo de Nadal.

Federer buscará su séptimo título, mientras que Djokovic (indiscutible favorito este año) persigue igualar los seis títulos del suizo. Ambos han controlado el Masters desde el 2003, con las esporádicas intrusiones del argentino David Nalbandian (2005), el ruso Nikolai Davydenko (2009), el escocés Andy Murray (2016) y el búlgaro Grigor Dimitrov (2017).