El próximo sábado comienza el Tour de Francia en Düsseldorf. Ese mismo día, a las diez y cuarto de la noche, Carlos Mayo coronará su particular Tourmalet. Su último mes y medio ha sido durísimo. Sus entrenos han coincidido con la competición con temperaturas de un calor extremo y los exámenes finales del cuarto curso de Medicina. Ese sábado por la noche, tras la final de los 5.000 metros del Nacional Promesa de Torrent, el atleta del Adidas respirará aliviado. Iniciará la bajada de este puerto de categoría especial.

Esta última semana fue la más exigente y es en la que el pupilo de José Luis Mareca tuvo que apretar los dientes. Desde el jueves hasta el lunes estuvo con España en Lille disputando el Campeonato de Europa de selecciones donde corrió el 3.000 lisos. Allí se llevó los libros y estudió un promedio de cuatro horas diarias.

Regresó a Zaragoza el lunes y desde el martes estuvo nueve horas diarias sin levantar la vista de los libros. Mañana por la mañana tendrá el último examen del curso con la asignatura de Radiología. Tras comer cogerá el AVE en dirección a Barcelona, donde llegará a las seis de la tarde. Allí le esperarán Toni Abadía y Chiqui Pérez, que le llevarán al estadio Serrahima, donde a las diez de la noche les espera un 5.000 decisivo puesto que intentarán realizar la mínima mundialista. «Aunque la prioridad es mejorar mi marca de 13.34 y hacer la mínima para el Europeo sub-23 de Polonia», indica Mayo. Y el sábado punto y final a esta carrera frenética en Torrent. Después quedará el Europeo sub-23 y el Nacional absoluto en Barcelona. «El Mundial de Londres sería un premio increíble. Pero no es un objetivo», reconoce.

El Europeo de Lille

En Lille Mayo rindió a un nivel notable terminando en la tercera posición. «Fue una carrera buena para mí al no ser un ritmo lento. Al final acabé muy fuerte en una prueba de atletas especialistas en 1.500». En Francia compartió habitación con Toni Abadía. «En casa me concentro más estudiando. Cogí los libros cuando tenía ganas, pero lo importante es que no lo dejé ningún día. Entre el desayuno y la comida había muchas horas muertas», explica.

Ayer se levantó a las ocho y estudió de nueve a once y media. «Luego hice un trote y unos 200 metros suaves en la Ciudad Universitaria. Quedé con Toni Abadía, Raúl Celada y Juan Carlos Dutrey, que adaptan los horarios al mío. Si tienes que hacer los entrenamientos solo estaría loco y esta es mi mayor socialización del día». De una a tres volvió a coger los libros y después comió. «A las cuatro volví a enganchar hasta la cena. No estudio mucho por la noche y después de cenar me relajo media hora en el sofá, cojo el movil y me duermo», dice.

A Mayo le quedan dos cursos de Medicina. «En cuanto a volumen de estudio, es una burrada de carrera. Es más de empollar que otra cosa. No tiene la dificultad de Ingenieria o Arquitectura. Pero no me gustaría dedicarme solo al atletismo, sino que quiero hacer más cosas. Los exámenes finales son un estrés continuo y no llegas a todo». Mayo es un estudiante de notables. Pero este es el primer año que ha suspendido una asignatura. «Ha sido la de Digestivo. Era le mejor asignatura que me sabía del cuatrimestre y la que más horas había echado, pero cambié el examen de fecha por la Copa de Europa de 10.000 lisos y en vez de escrito, me lo hicieron oral. Fue mucho más difícil y me puse muy nervioso. Ahora la tendré que aprobar en septiembre. Tenemos una Universidad que no te ayuda a compaginar los estudios con el deporte. Solo pido que me den las mismas oportunidades que a mis compañeros», afirma el fondista.

La presión y el cansancio de los exámenes afecta en el rendimiento sobre la pista a Mayo. «El cansancio psicológico es muy fuerte. Tienes que saber jugar con ello. Hay días que te encuentras mejor, desconectas y sale un entrenamiento genial. Otros estás más agobiado de la cuenta y las series se te hacen interminable. Y no sabes muy bien porque», reconoce.

Mayo ya es un atleta de élite nacional y aspira a disputar los próximos Juegos. Pero pocos en España viven del atletismo y su futuro está en la Medicina. «Voy año a año. Toni Abadía vive del atletismo, pero eso es muy complicado. De momento lo compagino todo muy bien. Quiero darle una oportunidad al atletismo y no tengo prisa con los estudios porque la vida es muy larga. Pero no quiero dejar el ritmo de estudios y más si después te quieres presentar a un MIR. Esos serán años difíciles», concluye Carlos Mayo.