Y al igual que los mayores, el Deportivo Aragón también inició ayer el curso 2018-2019. El primer día de clase fue de chascarrillos, de conversaciones entre los alumnos sobre cómo ha ido el verano hasta que el director del instituto Real Zaragoza, Lalo Arantegui, cruzó el umbral de la puerta del aula acompañado del nuevo profesor, Javier Garcés.

La jornada fue una toma de contacto para conocer las caras nuevas. Con las pertinentes presentaciones ya realizadas, los pupilos sacaron papel y boli y comenzaron a tomar apuntes de las explicaciones del maestro sobre la planificación de la próxima temporada. «Además de los reconocimientos médicos, mantuvimos una conversación en la que les comenté los objetivos del club y diferentes ideas de juego que practicaremos durante los entrenamientos», indicó ayer Garcés.

En estas sesiones el técnico no dispondrá del defensor argentino Maxi Rosales, que ha llegado a un acuerdo con el club para rescindir su contrato con el filial, ni tampoco con cinco canteranos. El primer equipo llamó ayer por la tarde a las puertas de Sergio García, Enrique Clemente, Albert Torras, Carlos Nieto y Alberto Soro para que se pongan a las órdenes de Idiakez. Garcés ya trabajó con varios de sus jugadores, los cinco elegidos entre otros, en anteriores campañas liderando el juvenil, y muchos de ellos van a continuar a su lado al escalar en el filial este verano.

El entrenador del Aragón aprovechó la primera reunión de la nueva plantilla para realizar un cuestionario que le permitirá «conocer mejor el perfil futbolístico de los jugadores, y así confeccionar sistemas con los que se sientan más cómodos», explicó. Pero no pisaron el terreno de juego. El entrenador prefirió tener este meeting con sus discípulos y comenzar con unos ejercicios físicos suaves. Quedan siete semanas de pretemporada y no pretende «cargarles» antes de tiempo. «Vamos a tener gran protagonismo del trabajo físico y táctico, pero de forma progresiva, no con intensidad», indicó. Asimismo, aseguró que el equipo debe mantener un «equilibrio» entre alcanzar un ritmo de competición adecuado que les permita estar «lo más arriba posible» y, por otro lado, fomentar la formación de los jugadores para ayudarles a llegar al primer equipo.

Es un propósito ambicioso para un equipo repleto de jóvenes talentos carentes de experiencia en Tercera División. Garcés lo sabe, pero confía en la actitud y la capacidad de sus pupilos para realizar una buena campaña. Como bien expuso el zaragozano, hace falta trabajo y «no hundirse con los malos resultados»