La transición dulce de la que habló Vicente del Bosque con vistas a la Eurocopa de Francia 2016 está en el mejor camino para tomar cuerpo cara al Mundial de Rusia 2018 de la mano de Julen Lopetegui. El lema del técnico vasco cuando se hizo cargo del equipo estuvo en esa misma línea, "evolución sin revolución", y por lo que se ve ha tocado las teclas adecuadas para llevar a 'La Roja' a la fase final mundialista por la vía directa al cabo de un año de trabajo. El último asalto, la brillante victoria sobre Italia en el Bernabéu, ha despejado cualquier duda sobre la regeneración de un grupo que vuelve a provocar las mejores sensaciones y a multiplicar la ilusión de reverdecer los éxitos aún frescos en la memoria colectiva del fútbol español.

Después de desnudar a Italia, la selección española apunta a Rusia 2018 con la proyección de ganarse el derecho a contar de nuevo como integrante del pelotón de favoritos, aunque eso es algo con lo que ni el seleccionador y los jugadores quieren especular sin haber sacado todavía el billete matemáticamente. Ni siquiera Isco, el gran artífice del salto de calidad evidenciado ante la selección italiana.

Nueva hornada

Un significativo paso adelante al que no fue ni mucho menos ajeno Iniesta, casi tan aclamado como el malagueño cuando se retiró del campo para dejar su sitio a Morata. Ambos simbolizan la integración de dos generaciones con el objetivo de construir otro equipo campeón. De medio campo hacia adelante, España contó con otros dos supervivientes del pasado glorioso, Busquets y Silva, y otro par de jugadores representantes del vigor y la calidad de la nueva hornada que Lopetegui ha incorporado al equipo, Asensio y Koke.

Iniesta saluda a verratti al término del partido contra Italia / DANIEL DAL ZENNARO (EFE)

El resultado fue un triunfo incontestable ante un rival abrumado por la capacidad española para encontrar soluciones no solo a base de toque y juego asociativo sino también de presión alta y energía. Las genialidades de Isco decidieron, pero su primer gol llegó tras una falta a Asensio, que acudía a recibir un gran pase interior de Iniesta, y el segundo a consecuencia de los constantes cambios de posición en ataque que impedía fijar las marcas a los defensores italianos.

Alternativa en la absoluta

Isco e Iniesta marcaron la pauta y curiosamente el primero debutó como internacional absoluto sustituyendo al segundo en un amistoso contra Ecuador, en agosto del 2013. Después contó habitualmente para Del Bosque, pero acabó quedándose fuera tanto del Mundial de Brasil 2014 como de la Eurocopa de Francia 2016. Este último descarte le resultó especialmente doloroso. «Había ido prácticamente a todas las convocatorias, a todos los partidos, y en la última lista me quedo fuera. Fue un palo», decía hace un año, justo después de ser convocado por primera vez por Lopetegui, que no le incluyó en la relación para su debut en el banquillo español por un problema muscular. Desde entonces no ha faltado, aunque en el partido contra los italianos en octubre (1-1) no jugó ni un minuto. Es uno de los ocho que ganaron el Europeo sub-21 2013 con el técnico vasco al mando: De Gea, Carvajal, Koke, Thiago, Bartra, Carvajal, Morata, Nacho y el propio Isco.

Lopetegui da instrucciones a Villa antes de su entrada en el campo por Isco / SUSANA VERA (REUTERS)

Crecimiento

«Cuando el jugador tiene continuidad a la hora de afrontar retos importantes hace que futbolísticamenmte vaya creciendo, vaya madurando. Isco siempre ha tenido mucha calidad, pero una cosa es tener calidad y otra es ser un gran futbolista, e Isco se está conviertiendo en un gran futbolista. Ha tenido un crecimiento importante», dijo Lopetegui tras el choque ante los italianos. De Iniesta ya lo había dicho todo días antes en la entrevista concedida a 'El Periódico de Cataluña': «Sigue siendo un jugador esencial para este equipo. Es un jugador absolutamente vigente en todos los sentidos». El azulgrana no tardó en darle la razón. "Es extraordinario, hace sencillo lo más complicado", añadió el técnico después del partido.