La transición dulce de la que habló Vicente del Bosque con vistas a la Eurocopa 2016 está en camino de cristalizar cara al Mundial 2018 de la mano de Julen Lopetegui. El lema del técnico vasco cuando se hizo cargo del equipo estuvo en esa línea, «evolución sin revolución», y por lo que se ve ha tocado las teclas adecuadas para meter a La Roja en fase final mundialista por la vía directa. El último asalto, la brillante victoria sobre Italia en el Bernabéu, ha despejado cualquier duda sobre la regeneración de un grupo que vuelve a provocar las mejores sensaciones y multiplica la ilusión de reverdecer éxitos aún frescos.

Después de desnudar a Italia, España apunta a Rusia 2018 con la proyección de ganarse el derecho a contar otra vez como integrante del pelotón de favoritos, algo con lo que nadie sin haber sacado todavía el billete matemáticamente. Ni siquiera Isco, el gran artífice del salto de calidad evidenciado.

RIVAL ABRUMADO

Un paso adelante al que no fue ni mucho menos ajeno Iniesta, tan aclamado como el malagueño cuando se retiró para dejar su sitio a Morata. Ambos simbolizan la integración de dos generaciones con el fin de construir otro equipo campeón. De medio campo hacia adelante, hubo otros dos supervivientes del pasado glorioso, Busquets y Silva, y otro par de representantes del vigor y la calidad de la nueva hornada, Koke y Asensio. El resultado fue un triunfo incontestable ante un rival abrumado no solo a base de toque y juego asociativo, sino también de presión alta y energía. La magia de Isco decidió, pero su primer gol llegó tras una falta a Asensio, que acudía a recibir un gran pase de Iniesta, y el segundo a consecuencia de los constantes cambios de posición que impedía fijar las marcas a los italianos.

Isco e Iniesta marcaron la pauta y curiosamente el primero debutó como internacional absoluto sustituyendo al segundo en un amistoso contra Ecuador, en agosto del 2013. Después contó habitualmente para Del Bosque, pero acabó quedándose fuera tanto del Mundial de Brasil como de la Eurocopa de Francia. Este último descarte le resultó muy doloroso. «Había ido prácticamente a todas las convocatorias, a todos los partidos, y en la última lista me quedo fuera. Fue un palo», decía después de ser convocado por primera vez por Lopetegui, que no le incluyó en la relación para su debut por un problema muscular. Desde entonces no ha faltado, aunque en el partido contra los italianos en octubre (1-1) no jugó ni un minuto. Es uno de los ocho que ganaron el Europeo sub-21 2013 con el técnico vasco al mando que están ahora en la absoluta: De Gea, Carvajal, Koke, Thiago, Bartra, Carvajal, Morata, Nacho y el propio Isco.

«Cuando el jugador tiene continuidad a la hora de afrontar retos importantes hace que futbolísticamenmte vaya creciendo, vaya madurando. Isco siempre ha tenido mucha calidad, pero una cosa es tener calidad y otra es ser un gran futbolista, e Isco se está conviertiendo en un gran futbolista. Ha tenido un crecimiento importante», dijo Lopetegui tras el choque ante Italia. De Iniesta ya lo había dicho todo días antes en la entrevista concedida a EL PERIÓDICO: «Sigue siendo esencial para este equipo. Es un jugador absolutamente vigente en todos los sentidos».